La fe del Hijo

Lea este articulo con una gran atención porque hay muchos que están dentro y afuera de la iglesia y están delante de las señales, pero son indiferente a ellas. Sin embargo, la indiferencia que este tipo de persona tiene es al respecto a lo que es principal que es la salvación de su alma.

Pero, la pregunta clave es: ¿Por qué hay gente que insisten vivir a su modo y a su manera?

Este tipo de gente de la que se está hablando quiere seguir siendo incrédula. Es más, hay mucha gente que asiste la iglesia siguen siendo incrédulos, porque creen en algunas cosas y desacreditan otras. Normalmente, desacreditan lo principal, que es la fe de la salvación, porque hay una gran diferencia entre la fe de la bendición y la fe de la salvación.  Pero, téngalo por seguro todas las personas que han tenido una experiencia con la fe han sido salvas. Deben entender que la experiencia con el poder de Dios es diferente a haber experimentado con el propio Dios, que es la experiencia de la salvación. Existen las experiencias de la sanación, de la liberación, de una bendición familiar y una bendición económica. Pero, no todas las personas que han sido sanadas, liberadas o prosperadas realmente han conocido a Jesús.

¿Por qué?

La Palabra de Dios dice así: “En esa misma ocasión, Jesús se llenó del gozo del Espíritu Santo y dijo: «Oh Padre, Señor del cielo y de la tierra, gracias por esconder…” (Lucas 10:21). La Palabra dice “esconder” para describir a las personas que aún no han recibido la revelación de la fe salvadora, que es la fe verdadera, la que salva el alma y bendice. La Palabra también nos enseña sobre los 10 leprosos que buscaron a Jesús y fueron sanados. Ellos manifestaron la fe de la bendición o de la sanación y fueron sanados.

Pero, en esa situación, como en la de muchos, la pregunta que debemos hacer es: ¿Cuántos regresaron para seguir a Jesús?

Es decir, aun teniendo esta experiencia gloriosa de haber sido sanados de una lepra, se fueron. Sin embargo, no tuvieron la experiencia con la fe que salva. Si reflexionamos sobre esta revelación, nos damos cuenta de que muchos que asistieron a la iglesia y tuvieron la misma experiencia gloriosa, ya no asisten más. Es más, si todas estas personas que una vez asistieron y tuvieron esta experiencia en la iglesia hubieran permanecido, la iglesia donde uno asiste sería muy pequeña.

Pero, ¿por qué no permanecieron?

Porque Dios escondió la revelación.

Continua: “…gracias por esconder estas cosas de los que se creen sabios e inteligentes…” (Lucas 10:21).  

¿Qué no quiere decir la Palabra con sabios e inteligentes?

Estas son personas que, aun conociendo la verdad de la Palabra de Dios, insisten en creer, o mejor dicho, en querer creer en Jesús o en la Palabra, pero a su modo y a su manera. Esto pasa porque ellos se creen y se juzgan a sí mismos como sabios e inteligentes. Es decir, este tipo de persona no toma la decisión de someterse a lo que está escrito. Uno debe someterse exclusivamente y únicamente a lo que está escrito.

Sigue: “…y por revelárselas a los que son como niños” (Lucas 10:21). En otras palabras, cuando la Palabra se refiere a “los que son como niños,” se está refiriendo a las personas que son humildes para aceptar lo que está escrito en la Palabra de Dios y reconocen que necesitan de Él.

Pero entiendan bien, esto no es necesitar lo que Él tiene para ofrecer, porque hay personas que solo quieren estar en una relación con Dios para recibir bendiciones. Sin embargo, este tipo de persona no está dispuesta a pagar el precio que Él exige, que es seguir y servir al Señor Jesús. Es más, este tipo de persona no está dispuesta a renunciar a su voluntad, sus seres queridos, sus sueños, para someterse a la voluntad de Dios. Cuando Él dice que actúen como niños, se refiere a la naturaleza que un niño tiene para aceptar una orientación.

La Palabra nos revela más: “…Sí, Padre, te agradó hacerlo de esa manera.» Mi Padre me ha confiado todo. Nadie conoce verdaderamente al Hijo excepto el Padre, y nadie conoce verdaderamente al Padre excepto el Hijo y aquellos a quienes el Hijo decide revelarlo” (Lucas 10:21-22). Según la Palabra, el Padre decide revelar la verdad a todos aquellos que Él determina que vivirán de acuerdo con la voluntad de Dios. La fe de la verdad es la fe salvadora y sobrenatural, que nos da la necesidad de ser transformados. Sin embargo, uno tiene que reconocer la necesidad de ser transformado en una nueva persona. Uno debe reconocer que necesita un nuevo corazón y una nueva mente. Es más, uno debe reconocer que es pecador, porque así dice Su Palabra, así está escrito: que uno es pecador, que uno está perdido y que uno está en necesidad del Señor y Salvador. El Señor y Salvador es Él.

¿Quién es el Salvador?

El Señor Jesucristo.

Para que uno pueda tener seguridad y certeza de que su alma está salva y certeza de su salvación, debe vivir de acuerdo con la Palabra y con Su voluntad. Uno debe estar en una relación de dependencia hacia Él. Porque cuando uno tiene esta convicción, Él dará la disposición que necesita para seguirlo y para servirlo. Porque todas las disposiciones espirituales vienen de Él.

Esta es la fe de ser hijo. La fe que salva.

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