Lectura
La fuente de los deseos

La fuente de los deseos

El alma es simbolizada por el corazón, y el corazón, según la Biblia, es engañoso “… más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá?” (Jeremías 17:9 RVR1960).

Él es la fuente de los deseos más íntimos de una persona, de sus hábitos, de sus sentimientos y de sus emociones.

El corazón es tan engañoso que le miente al ser humano y oculta su maldad de tal forma que la propia persona no logra notar lo que le está pasando en su interior. Solamente Dios, en Su infinita omnisciencia y discernimiento, puede revelar las intrigas del corazón y ayudarle al ser humano a no caer en sus trampas. Mientras que el consejo mundialmente conocido dice que el ser humano debe seguir a la voz de su corazón, la Biblia dice que este, además de ser una fuente de ilusión, es perverso.

El corazón induce a los que lo siguen a cometer innumerables errores, como casamientos incorrectos, injusticias, delitos, mentiras, etc. Por eso, el Señor Jesús alertó que es del corazón de donde proceden todos los malos designios, los homicidios, los adulterios, la prostitución, el hurto, los falsos testimonios y las blasfemias (Mateo 15:19).

Siendo así, el corazón no es digno de confianza para guiar a una persona en la toma de decisiones. La única voz capaz de dirigir con seguridad nuestros pasos es la Palabra de Dios. Como alma es igual a corazón, podemos decir que el corazón necesita ser salvo de sí mismo. Necesita ser transformado; de lo contrario, la persona vivirá en constantes problemas. El corazón no es el camino, la verdad y la vida, sino que el Señor Jesús lo es (Juan 14:6). No necesitamos otro Maestro y Guía además de Su Santo Espíritu.

En lugar de ser seguido, el corazón en realidad debe inclinarse ante el Altísimo y seguir Sus mandamientos. Por eso la importancia de guardarlo de los deseos contrarios a las enseñanzas de Dios y de protegerlo de las influencias del pecado, como ordenan las Escrituras.

“Cuida tu corazón [alma] más que otra cosa, porque él es la fuente de la vida.” Proverbios 4:23 RVC

Si el corazón no es conducido por el Espíritu de Dios y no hay una vigilancia continua, se transformará en una fuente de vanidad, idolatría, ansiedad, codicia, orgullo y todo tipo de pecado.

Quien elige hacer del corazón su líder y pastor está destinado a engañar y a ser engañado por los demás. Por lo tanto, no fundamente sus decisiones y sus actitudes en lo que siente o deja de sentir, sino en lo que la Palabra de Dios orienta. Quien desea vivir con plenitud de vida, ahora y hasta su último suspiro, debe proteger al corazón de todo lo que perjudica a la fe. Vivir la fe es obedecer a Dios y someter los deseos de su propia alma (del corazón) al control del Espíritu Santo.

Continuará…

Si le interesa lea también: ¿Qué es el hombre? (Parte III)

Libro: Secretos y Misterios del Alma
Autor: Obispo Edir Macedo