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Siendo un adolescente optó por una vida criminal y se involucró en actividades ilícitas

Siendo un adolescente optó por una vida criminal y se involucró en actividades ilícitas

Miguel Rodríguez tomó desde joven un camino errado, puesto que siendo un adolescente optó por una vida criminal y se involucró con pandillas las cuales estaban relacionadas en actividades ilícitas. Se dedicó durante muchos años a ganar dinero a través del narcotráfico, siendo el encargado de mover grandes cantidades de droga entre diferentes estados.

Su vida delincuencial lo llevó tarde o temprano a tener que enfrentar la justicia, fue detenido y sentenciado a pasar ocho años tras las rejas donde debía pagar por sus delitos. Se vio muy afectado por aquella vida que ahora debía aceptar debido a sus actos, sentía que había perdido su valor como persona.

Durante aquellos años en prisión Miguel Rodríguez pudo sentir como su vida corría peligro a cada segundo, puesto que podía ser testigo de cómo la violencia carcelaria acababa con la vida de otros reclusos a diario. En aquellos momentos recodaba a su madre y todas aquellas invitaciones que realizó a la iglesia intentando salvar su alma, pero en su egoísmo se negaba a aceptar.

Al quedar en libertad le costó mucho adaptarse a una vida sin rejas o guardias que le dijeran qué hacer, por eso se sentía confundido y sentía que quería volver porque había perdido por completo la costumbre de ser libre.

Pero gracias a que asistió a la Iglesia Universal pudo recibir de Dios la guía necesaria para reinsertarse en la sociedad, esta vez como un hombre de Dios quien anhelaba, en vez de una vida criminal, una llena de dicha y felicidad donde usa su experiencia para ayudar a otros a corregir su camino.

Testimonio Miguel Rodríguez.