La séptima trompeta (parte 1)

«El séptimo ángel tocó la trompeta y hubo grandes voces en el cielo, que decían: Los reinos del mundo han venido a ser de nuestro Señor y de su Cristo; y él reinará por los siglos de los siglos. Y los veinticuatro ancianos que estaban sentados delante de Dios en sus tronos, se postraron sobre sus rostros, y adoraron a Dios, diciendo: Te damos gracias, Señor Dios Todopoderoso, el que eres y que eras y que has de venir, porque has tomado tu gran poder, y has reinado. Y se airaron las naciones, y tu ira ha venido, y el tiempo de juzgar a los muertos, y de dar el galardón a tus siervos los profetas, a los santos, y a los que temen tu nombre, a los pequeños y a los grandes, y de destruir a los que destruyen la tierra. Y el templo de Dios fue abierto en el cielo, y el arca de su pacto se veía en el templo. Y hubo relámpagos, voces, truenos, un terremoto y grande granizo» (Apocalipsis 11:15-19).

Al sonar la séptima trompeta anunciando el Reino de Dios en el mundo, puesto que, finalmente «los reinos del mundo» venían a ser del Señor Jesucristo. Conviene destacar que, hasta entonces, los reinos de este mundo estaban siendo regidos por Satanás, una vez que Adán y Eva le pasaron en las manos la autoridad de estos reinos que ellos habían recibido de Dios. Entonces, el Señor Jesús vino la primera vez, rescató del poder de las tinieblas a aquellos que lo aceptaron como Señor y Salvador, formando así Su Iglesia. De ahí, hubo separación entre el Reino de Dios y el reino de las tinieblas.

Pero los reinos de este mundo o el reino de las tinieblas, dirigidos por Satanás y sus hijos, continuaban en sus manos hasta entonces. Y ahora, al sonar la séptima trompeta, estos reinos vuelven a la autoridad suprema de nuestro Señor Jesús. Y entonces el Reino de Dios en el mundo es restablecido a través del Hijo de Dios, y eso acontecerá cuando el juicio de la última trompeta estuviese concluido. Por eso, los veinticuatro ancianos, que representaban la Iglesia del Señor tanto en el Viejo Testamento como en el Nuevo Testamento, es decir, la Iglesia arrebatada y glorificada de la Antigua Alianza y de la nueva Alianza, descendieron de sus respectivos tronos y se postraron sobre sus rostros y adoraron a Dios.

Nosotros ya vimos en el quinto capítulo que los veinticuatro ancianos ya se habían postrado delante del Señor Jesús, cuando Él recibió el libro sellado de la mano derecha de Aquél que estaba en el trono. Sin embargo, ellos vieron figuradamente la realización y cumplimiento final del ministerio de Dios en la séptima trompeta. Pero aquí, al sonar la última trompeta, ellos se postraron sobre sus rostros y adoraron a Dios. Lo que significa decir que ahora ellos se curvan en adoración aún más profunda, porque ahora también, ellos insisten como Cordero de Dios, Jesucristo, cumple todo.

Él es el cumplimiento de la Palabra de Dios en Persona, pues Él es el Verbo Vivo. En otras palabras, eso significa decir que estos veinticuatro ancianos coronados, que son la Iglesia arrebatada y glorificada, es decir todos aquellos que aceptaron y se sometieron al señorío del Señor Jesús, tanto en el pasado como en el presente y del futuro hasta el arrebatamiento, participarán de este acontecimiento glorioso. entonces, nosotros iremos primero a postrarnos y adorar, conforme el capítulo cinco, pero entonces, cuando el cumplimiento del ministerio de Dios prosiga, nosotros vamos a postrarnos sobre nuestros rostros y curvarnos aún más profundamente delante de la Suprema Majestad.

Continuará…

Si le interesa lea también: Los dos testigos (parte 5)

Libro: Estudio del Apocalipsis Vol 1
Autor: Obispo Edir Macedo

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