La Profecía

Cuando uno pone su vida a la disposición del Espíritu Santo, Dios obra el milagro de la transformación en nuestra vida y Él lo hace para usarnos y para que otras vidas sean bendecidas a través de nosotros, profetizando en la vida de ellas una transformación. Existen personas que hasta el momento no han recibido el Espíritu Santo, porque hasta ahora no han manifestado este querer de ser usados por Dios.

La Palabra de Dios dice: “La mano del Señor vino sobre mí, y me sacó en el Espíritu del Señor, y me puso en medio del valle que estaba lleno de huesos”.  Ezequiel 37:1. ¿Por qué la mano de Dios vino sobre el profeta y le colocó en ese lugar? Este lugar era un sitio donde no había esperanza y no había vida. Muchas de las veces pasamos por situaciones que no comprendemos, pero no debemos de cuestionar o murmurar, ya que con Dios siempre hay un propósito del porque acontecen las cosas. Es necesario aclarar que no todas las situaciones que vivimos vienen de la Mano de Dios, pero todo lo que pasamos son pemitidas por Él. Si caemos en el error de cuestionar o murmurar, estaremos dando lugar a la duda para ir directo al fracaso, porque es lo que Satanás quiere en nuestra vida, que seamos derrotados.

Mensaje de profecía 3 de septiembre, 2023

 “Y Él me hizo pasar en derredor de ellos, y he aquí, eran muchísimos sobre la superficie del valle; y he aquí, estaban muy secos. Y Él me dijo: Hijo de hombre, ¿vivirán estos huesos? Y yo respondí: Señor Dios, tú lo sabes”. Ezequiel 37:2-3. El profeta le dijo a Dios, que estaba en Su dependencia, porque él sabía que para Dios todo era posible. El profeta creía que el poder de Dios no estaba limitado a ninguna circunstancia. ¿Existe algo que Dios no pueda hacer? Cuando nosotros nos ponemos en las Manos de Dios, Él nos da la certeza y la convicción que Él obrará como dice Su Palabra: Entonces me dijo: Profetiza sobre estos huesos, y diles: «Huesos secos, oíd la palabra del Señor”. Ezequiel 37:4. En la Palabra de Dios hay vida, hay poder y toda Su obra es realizada por Su Palabra. La oración solo funciona cuando está ligada a la Palabra y no ligada a los problemas. Dios no actúa por el hecho de que Él está viendo que estamos pasando por problemas, Él lo sabe, solo va a actuar si existe la fe en Su Palabra, es por eso que es de suma importancia meditar todos los días en la Palabra de Dios.

Para que Dios pueda operar en mi vida y a través de mi vida, yo tengo que cooperar. Por eso Dios le dijo al profeta que profetizará y que no mirará para las circunstancias. De igual manera nosotros tenemos que profetizar, tenemos que hablar con el problema, ordenarle en el nombre de Jesús que salga de nuestra vida. Profetizar es declarar lo que está escrito en la Palabra de Dios.

“Así dice el Señor Dios a estos huesos: “He aquí, haré entrar en vosotros espíritu, y viviréis. Y pondré tendones sobre vosotros… Profeticé, pues, como me fue mandado; y mientras yo profetizaba hubo un ruido, y luego un rebullicio, y los huesos se juntaron cada hueso con su hueso. Y miré, y he aquí, había tendones sobre ellos, creció la carne y la piel los cubrió, pero no había espíritu en ellos”. Ezequiel 37:5-8. Esta formación del cuerpo representa la obra del Espíritu Santo en nuestra vida. Dos palabras que aquí rebelan lo que acontece con nosotros que es, ‘ruido’ y ‘rebullicio’. El ruido es algo que incomoda y ‘rebullicio’, es un alboroto o confusión y es lo que pasa cuando nosotros entramos en el proceso del milagro. Siempre habrá un problema o un alboroto, las personas se levantan en contra de uno y vienen situaciones que nos incomodan. Ese ruido y rebullicio significa que Dios está obrando en nuestra vida. Aunque estemos buscando a Dios, vendrán las persecuciones, tentaciones, tribulaciones… Pero cuando estamos cooperando con Dios, Él nos guardará, nos protegerá, nos dará fuerzas y poder para vencer y conquistar. Pero, Él necesita que uno coopere con Él y la principal cooperación es uno querer lo que Él quiere.

 “Entonces Él me dijo: Profetiza al espíritu, profetiza, hijo de hombre, y di al espíritu: «Así dice el Señor Dios: “Ven de los cuatro vientos, oh espíritu, y sopla sobre estos muertos, y vivirán”».  Y profeticé como Él me había ordenado, y el espíritu entró en ellos, y vivieron y se pusieron en pie, un enorme e inmenso ejército. Ezequiel 37:9-10. En ningún momento el profeta le cuestionó a Dios, de igual manera nosotros no podemos cuestionar a Dios, hagamos nuestra parte y Él hará la de Él.

“Entonces Él me dijo: Hijo de hombre, estos huesos son toda la casa de Israel; he aquí, ellos dicen: «Nuestros huesos se han secado, y nuestra esperanza ha perecido. Estamos completamente destruidos”. Ezequiel 37:11. Muchas de las veces las cosas no acontecen porque es uno mismo que confiesa que ya no hay más esperanza, por dar oídos a los ruidos y rebullicios que acontecen a nuestro alrededor, como son las palabras negativas, las dudas y las circunstancias que están pasando. En lugar de dar oídos a esas cosas, coopere con Dios y Él le dará la sabiduría, la dirección de cómo se debe de actuar y que debe profetizar para que el cambio acontezca.

Mensaje de profecía 3 de septiembre, 2023

“Por tanto, profetiza, y diles: «Así dice el Señor Dios: “He aquí, abriré vuestros sepulcros y os haré subir de vuestros sepulcros, pueblo mío, y os llevaré a la tierra de Israel”. Ezequiel 37:12. La Palabra profética es la Palabra inspirada, es la Palabra que tiene unción, es la Palabra que levanta, porque ella proviene de la Palabra de Dios, la palabra trae confianza y seguridad. Y si usted quiere ser usado como este profeta, busque lo principal que es el Espíritu Santo, esto lo llevará a tener una fe definida. Lo que significa que no habrá nada, ni nadie que lo haga desviarse de la fe y eso lo llevará no solo a profetizar para que acontezca el cambio que usted quiere en su vida, sino también Dios le podrá usar para que pueda profetizar el cambio en la vida de otras personas.

Dios les bendiga.

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