El espíritu de humildad y el de orgullo Parte III

Todo pecado tiene que ser combatido inmediatamente. Si echa raíces, será mucho más difícil dominarlo. El pecado del orgullo tiene raíces más sólidas y profundas. Creo que él ha sido el responsable por el mayor número de hombres de Dios que han caído. Y eso sucede porque es sutil y discreto cuando nace. Y puede nacer a través de elogios, de deseos de Gloria y pensamientos sugestivos del diablo; pero, una vez desarrollado, es casi imbatible.

El orgullo es altamente mortal y cuando finalmente se manifiesta, es porque ya tiene sus raíces bien establecidas y difícilmente pueda ser expulsado.

“En el crisol se prueba la plata, en el horno el oro y al hombre la boca del que le alaba” Proverbios 27: 21

La persona que comete los pecados de la carne, tiene chance de arrepentirse, sin embargo, esos pecados dejan marcas dolorosas hasta la muerte. El pecado del orgullo, cuyas raíces están en el corazón, es mucho más difícil de ser arrancado, de forma que se lleve a la persona al arrepentimiento porque la persona orgullosa difícilmente acepta que el Espíritu Santo use a alguien para hablarle. Ella siempre pensará que Él puede hablarle personalmente.

Si hubiese alguna posibilidad, Dios habría recuperado a Lucifer, pero normalmente, el orgulloso cree que lo sabe todo, que todo lo conoce, no necesita de nadie, ni de consejos, en fin, se aferra de tal forma a sus pensamientos, a sus palabras y actitudes, que es prácticamente imposible recuperarlo; la solución es dejarlo en las manos de Dios y esperar.

El escritor a los hebreos dijo:

“Es imposible que los que una vez fueron iluminados, gustaron del don celestial, fueron hechos participes del Espíritu Santo y asimismo gustaron de la buena palabra de Dios y los poderes del mundo venidero, y recayeron, sean otra vez renovados para arrepentimiento, crucificando de nuevo para sí mismo al Hijo de Dios y exponiéndose a la burla.” Hebreos 6:4-6

El Espíritu de orgullo hace sus víctimas sentir la sensación de autosuficiencia. Se sienten gloriosas por tener autoridad sobre los demonios y demás personas, por el poder económico, de ser independientes, y cuando ese sentimiento llega al corazón, no sirve intentar ayudarlas. Por eso es muy importante que el siervo siempre tenga conciencia de que no tiene nada y que todo le fue prestado por Dios por algún tiempo.

“Muchas son las aflicciones del justo, pero de todas ellas lo librará el Señor.” Salmos 34:19

Continuará…

Libro: El Señor y el siervo
Autor: Obispo Edir Macedo

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