El Corazón Sincero

Lea este artículo con gran atención para tener una experiencia como la descrita en la Palabra.

La mayoría de las personas que asisten a una iglesia o religión viven frustradas porque nunca tuvieron una experiencia con Dios y, por ello, dejan de participar. Estas personas desean el Nuevo Nacimiento, pero al no conseguirlo, dependen de obispos, pastores o líderes religiosos, creyendo que necesitan un intermediario.

¿Necesita usted un pastor u obispo?

No, necesita su propia fe. No malinterprete, sí necesita de un pastor u obispo para aprender más de la fe. La iglesia es como una universidad donde aprende y oye la voz de Dios a través de Su Palabra.

Necesita venir a la iglesia para aprender más de la fe, pero no para depender del pastor o del obispo, solo de Dios. Usted tiene acceso a la presencia de Dios.

La Palabra de Dios nos dice: “Entonces, hermanos, puesto que tenemos confianza para entrar al Lugar Santísimo por la sangre de Jesús” (Hebreos 10:19). Por el sacrificio de Jesús y el derramamiento de Su Sangre, Él nos lava y purifica espiritualmente. Él compró nuestra alma con Su Sangre para tenerla. Cuando uno se convierte y entrega la vida a Jesús, Satanás ya no puede tocarlo. No hay brujería, hechicería, envidia, mala vibra ni nada que pueda afectar nuestra vida.

Comprada, lavada, redimida por Su Sangre.

¿Por qué usamos “en el nombre de Jesús” cuando hablamos con Dios?

Porque cuando decimos “en el nombre de Jesús”, Dios se inclina para oírnos. No lo hace por nosotros, sino por lo que Jesús hizo en la cruz. Dios inclina su oído porque Jesús entregó su vida y sangre por nuestra salvación.

Después de la sangre, salió agua. La Palabra dice: “…Por la sangre de Jesús, por un camino nuevo y vivo que Él inauguró para nosotros por medio del velo, es decir, su carne” (Hebreos 10:19-20). Antes, el sumo sacerdote solo entraba una vez al año en la presencia de Dios. Había un velo que lo cubría. Pero después del sacrificio de Jesús, este velo fue rasgado. Ahora, el Altar y el acceso a la presencia de Dios son libres.

¿Libre de qué manera?

La Palabra de Dios dice: “y puesto que tenemos un gran sacerdote sobre la casa de Dios” (Hebreos 10:21). Nuestro gran sacerdote es Jesús. Cuando Él habla con Dios Padre, dice, “Yo di la vida por esta persona y se está acercando a ti a través de Mí. Escúchalo. Contéstale.” Y Dios siempre contesta.

¿Cómo nos acercamos a Él para ser uno en Él?

La Palabra dice: “acerquémonos con corazón sincero…” (Hebreos 10:22). Debemos ser sinceros con Él.

¿Qué significa corazón sincero?

Significa reconocer que somos pecadores y necesitamos el perdón de nuestros pecados. También debemos estar dispuestos a perdonar. Muchas personas no tienen un encuentro verdadero con Jesús porque no quieren perdonar. Tal vez diga, “¿pero el pastor no sabe lo que yo he sufrido?” Yo tengo un testimonio de una injusticia y tuve que perdonar.

¿Por qué?

Porque es lo que la Palabra orienta. Es un mandamiento bíblico. Si quiere ser perdonado, debe estar dispuesto a perdonar, eso es tener un corazón sincero.

La Palabra dice: “acerquémonos con corazón sincero, en plena certidumbre de fe…” (Hebreos 10:22). ¡Fe! La fe es dada por el Espíritu Santo para perdonar y ser perdonado. La fe sobrenatural es dada por el Espíritu Santo.

¿Por qué hay personas en la iglesia con solo fe natural?

Porque no tienen la fe sobrenatural, no se han entregado ni han estado ante Dios con un corazón sincero.

Debe tener corazón sincero, dispuesto a perdonar y ser perdonado. Reconocer que somos pecadores y necesitamos al Salvador. No asistir a la iglesia solo por miedo al infierno, sino por amor a Jesús.

No es el miedo al infierno lo que salva, sino la transformación por el Nuevo Nacimiento.

La Palabra dice: “…teniendo nuestro corazón purificado de mala conciencia…” (Hebreos 10:22). ¡Mala conciencia!

¿Cómo está su conciencia?

Cuando nuestra conciencia nos acusa, nuestra oración no será contestada. Mientras haya algo que nos acuse, no recibiremos respuesta. No podemos esconder nuestra conciencia, especialmente al despertar en la madrugada.

Pero si la conciencia está lavada por la sangre de Jesús, y hemos luchado para andar en Su presencia sin rencor, amargura o pecado, entonces tendremos buena conciencia y la fe funcionará en plenitud.

La Palabra continúa: “…y nuestro cuerpo lavado con agua pura” (Hebreos 10:22). La Palabra simboliza el agua pura. Al meditar y escuchar la Palabra con un corazón sincero, esta nos lava y limpia. El agua pura simboliza el bautismo. Muchas personas no se bautizan para no tener compromiso.

Debe ser sepultado para ser levantado espiritualmente. El bautismo no es un baño para ser parte de una iglesia, sino reconocer nuestros pecados, necesitar el perdón de Jesús y decidir morir para este mundo y vivir para Él.

La Palabra dice: “Mantengamos firme la profesión de nuestra esperanza sin vacilar, porque fiel es el que prometió; y consideremos cómo estimularnos unos a otros al amor y a las buenas obras, no dejando de congregarnos…” (Hebreos 10:23-25). Sin vacilar significa no estar divididos entre dos pensamientos. Nuestra fe debe estar enfocada en Él, Su Palabra y Su promesa. Debemos congregarnos en nuestra fe, esto es obra del Espíritu Santo. Al congregar en una iglesia de Dios, estrechamos nuestra comunión con el Espíritu Santo.

Podemos encontrar a Dios en cualquier lugar, pero Él no se manifiesta en todos los lugares ni para todos.

Para concluir, la Palabra dice: “…como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos unos a otros, y mucho más al ver que el día se acerca” (Hebreos 10:25). El día de nuestra muerte se acerca. Nos estamos acercando a Jesús. En la muerte o en el arrebatamiento, si hay mala conciencia, no habrá salvación. Todo cuidado es poco.

Recuerden y reflexionen: Él solo se manifiesta para quienes se acercan con un corazón sincero.

Compartir:

Síntomas de alerta

https://www.youtube.com/watch?v=35OJk-8uSPQ ¿Cuáles son los síntomas a los que deberíamos estar atentos para ir al hospital? En general, siempre hay síntomas

leer más