La Firmeza en la Palabra de Dios

Antes de leer este artículo, por favor reflexione sobre esta pregunta: ¿Será que usted sabe cómo defenderse espiritualmente?

En la Biblia, el Señor Jesús nos enseña que, para vencer los ataques espirituales, debemos usar Su Palabra. Si reflexionamos sobre lo que está escrito, el Señor Jesús venció a Satanás cuando fue al desierto con la Palabra. Además, cuando una persona realmente tiene la experiencia del Nuevo Nacimiento y da testimonio, usualmente habla de cómo venció sus dificultades a través de la Palabra. Asimismo, cuando uno ha nacido verdaderamente del evangelio, sabe que tiene el deber de buscar a Dios todos los días.

La Palabra nos enseña: “Ahora os hago saber, hermanos, el evangelio que os prediqué, el cual también recibisteis, en el cual también estáis firmes” (1 Corintios 15:1).

Según la Palabra, si uno ha recibido el evangelio, es porque está firme. Es decir, si uno tuvo fe cuando recibió la Palabra de Dios, es imposible que no tenga firmeza en lo que está escrito. Sin embargo, se debe entender que el cambio no es automático y no sucederá de un día para otro, porque uno tiene que buscar la comunión

Continúa: “por el cual también sois salvos, si retenéis la palabra que os prediqué, a no ser que hayáis creído en vano” (1 Corintios 15:2).

La Palabra nos demuestra que lo principal de la fe bíblica y de quien ha nacido de Dios no son las conquistas, sino la salvación. Es decir, uno debe enfocar su fe en la salvación de su alma. Es lógico que, si uno verdaderamente ha nacido de Dios y tiene fe, sabe que su deber es dar testimonio y perseguir las promesas de Él. Por esta misma razón, uno busca tener disciplina para buscar a Dios, meditar y tener comunión, porque estas son cosas que fortalecen nuestra fe. Además, si uno está reteniendo la Palabra, se está alimentando de ella. Cuando uno medita u ora, se está alimentando y reteniendo la Palabra. Lo que está escrito es lo que nos sostiene. No hay nada más agradable para Dios que la fe consciente, esa fe que uno se aferra firmemente a ella.

Sigue: “Porque yo os entregué en primer lugar lo mismo que recibí: que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras” (1 Corintios 15:3).

Cuando uno ha tenido una experiencia verdadera con el Señor Jesús mediante el Nuevo Nacimiento y pasa a ser bautizado con el Espíritu Santo, una de las características es que desea dar lo que ha recibido. Es decir, uno no puede estar tranquilo porque quiere compartir la bendición, ya que ha pasado a ser la propia bendición. Además, cuando uno es la propia bendición, desea ser usado por el Señor en todo lo que hace. Es más, si uno ha nacido del evangelio, nunca se queda esperando; al contrario, vive buscando cómo puede transmitir lo que le fue dado por Su Palabra. Cuando uno ha nacido de Dios, no asiste a la iglesia solo para alimentarse, sino también para ver qué puede darles a otros. En otras palabras, uno vive enfocado en la fe que ha recibido, porque es consciente de lo que Dios le ha dado.

Es ahí donde está el punto clave: ¿Será que uno está firme con Él?

Debemos entender que Él buscará a quien está firme y tiene esta firmeza que proviene de la Palabra. Esto nos regresa a la pregunta inicial: ¿Será que usted sabe cómo defenderse espiritualmente? Si uno no tiene la firmeza de la Palabra y aún no siente el deseo de transmitir lo que ha recibido, es porque aún no tiene al Espíritu Santo habitando en uno. Esto significa que uno aún no se está defendiendo espiritualmente porque no está persiguiendo lo prometido, sino solo persiguiendo conquistas.

Reflexione: ¿Cómo puedo llegar a tener la firmeza que nos da la Palabra?

Se logra teniendo disciplina para: orar, meditar, buscar siempre más comunión y perseguir las promesas de Dios. Cuando uno hace todo esto, se da cuenta de que Dios tiene cosas mucho más grandes de lo que uno imaginaba.

Que Dios nos bendiga a todos.

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