Confianza en lo Escrito

¿Por qué algunas personas confían tanto en lo que dice la Biblia?

Algunas personas, cuando enfrentan problemas, no se dejan llevar por las emociones, sino por lo que creen y en lo que confían. La Biblia es como un contrato entre Dios y nosotros: si obedecemos, Él cumple lo que prometió. Es parecido a cuando uno hace un acuerdo con su empleador sobre cuánto se va a pagar al terminar el trabajo. En la vida, uno puede tener un jefe injusto en quien no confía, pero Dios no es así. Él no cambia y siempre es justo.

“Amados hermanos míos, no os engañéis. Toda buena dádiva y todo don perfecto viene de lo alto, desciende del Padre de las luces, con el cual no hay cambio ni sombra de variación” (Santiago 1:16-17).

Aquí se nos advierte que no seamos engañados por lo que recibimos ni por quién nos lo da. “Buena dádiva” implica un regalo útil o una bendición. Estas cosas no se reciben por suerte ni por mérito humano; Dios las da cuando uno es obediente.

Dios no cambia. Él siempre es fiel. No tiene nada que ver con la oscuridad, que representa todo lo negativo y lo malo. Dios es fuerte y brilla con claridad.

Por eso, Él nos da todo lo bueno.

¿Por qué algunas personas no han experimentado estos cambios positivos en su vida?

Muchos solo consideran el poder de Dios y lo que Él puede hacer en la vida de uno, pero no tienen una relación con Él. En otras palabras, no le tienen confianza.

Recuerde que Dios no cambia, pero nosotros sí.

Hay días en los que estamos de buen humor y otros en los que no.

Dios no es así; Él es constante. Y solo los que tienen relación con Dios logran entender y depositar su confianza en Él.

Pero, ¿dónde está ese amor que todos dicen que existe?

En el carácter de Dios está la justicia. Perdonar no significa que uno no va a sufrir las consecuencias.

Pero cuando fallamos a Dios y pedimos perdón, Él nos perdona. Eso no significa que uno sea inocente del error. Dios no justifica el error, pero es justo y misericordioso.

Por ejemplo, hay personas encarceladas que encontraron a Dios, pero siguen presas porque deben enfrentar las consecuencias de sus errores. Esto nos demuestra que el amor de Él no es emocional, sino que se basa en la justicia. Si uno vive una vida justa, Él le dará lo justo.

¿Por qué nos da lo justo?

La palabra “primicia” significa la primera y mejor parte de la cosecha que se ofrecía a Dios. Ser primicia ante Dios significa que uno será siempre primero para Él en todo. Pero también uno debe ponerlo a Él en primer lugar. Como se dijo antes, si uno vive una vida justa, recibirá lo justo.

“En el ejercicio de su voluntad, Él nos hizo nacer por la palabra de verdad, para que fuéramos las primicias de sus criaturas” (Santiago 1:18).

Cuando una persona decide cambiar de vida, ocurre una transformación real. Pero ese cambio no puede imponerse; debe ser una decisión personal. Solo así Dios puede ejercer Su voluntad, sin obligación.

Cambiar de vida no se trata de nacer de nuevo físicamente, sino de empezar una nueva vida espiritual. Esto pasa cuando alguien escucha y cree en la Palabra de Dios. Así comienza una relación basada en la confianza.

Y cuando esa decisión nace de la confianza, la vida deja de ser guiada por emociones y empieza a ser guiada por la verdad.

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