¿Será que realmente hemos superado lo que nos está afectando por dentro?
Quizás uno superó un problema, pero luego volvió a caer en lo mismo. Y eso afecta todo: la relación, la vida financiera, la familia, los hábitos, e incluso lo personal, como la manera en que uno se valora. Los problemas, aparentemente superados, regresan como si nunca se hubieran ido. No es que uno no haya superado la dificultad del pasado; de hecho, ni siquiera piensa en ella… pero, aun así, regresa.
¿Por qué sucede eso?
La Biblia nos lo enseña de esta manera:
“Cuando el espíritu inmundo sale del hombre, pasa por lugares áridos buscando descanso; y al no hallarlo, dice: ‘Volveré a mi casa de donde salí’. Y cuando llega, la encuentra barrida y arreglada. Entonces va y toma consigo otros siete espíritus peores que él, y entrando, moran allí; y el estado final de aquel hombre resulta peor que el primero” (Lucas 11:24-26).
Aquí, en este versículo, Jesús está explicando lo que sucede cuando una persona es “liberada” (es decir, ha superado) una influencia o situación negativa y difícil.
Lo negativo se va, pero no porque haya sido vencido de forma permanente, sino porque está siendo resistido únicamente con fuerza de voluntad.
Es como si la defensa de un equipo tuviera la energía suficiente para evitar que el otro equipo meta gol, pero el marcador sigue empatado. Tarde o temprano, la defensa se cansa, y entonces, puede que el otro equipo anote.
Así como en el ejemplo del marcador, el mal busca lugares secos y vacíos (lugares áridos) espiritualmente, donde no hay luz, defensa ni presencia de Dios.
Como resultado, uno no tiene descanso porque solo se defiende con lo físico y no actúa conforme a la voluntad de Dios.
“Volveré a mi casa de donde salí”: aquí el mal dice que, si no hay una fuerza mayor guiando a la persona, todavía puede considerar su interior como su hogar.
¿Cómo evitar que el mal entre otra vez?
Para recibir al Espíritu Santo, todo empieza con la fe. Tener fe es creer en lo que dice la Biblia. Y cuando uno cree de verdad, obedece, no por costumbre, sino porque entiende que es lo correcto. Cuando hay fe y obediencia, el mal no tiene cómo entrar.
“La encuentra barrida y arreglada”: esto muestra que una persona puede parecer bien por fuera, pero aún estar vacía por dentro.
No es suficiente con estar limpio; uno tiene que vivir la fe y tomar acción. Eso significa escuchar la Palabra (la Biblia), meditar en ella, orar para hablar con Dios y, sobre todo, tener comunión con Él.
No basta con ser liberado. Es necesario acercarse a lo bueno y alejarse del mal. El mal solo puede volver si uno no vive según lo que enseña la Biblia.
Estos versículos no solo enseñan, también advierten. Es importante tener una conexión con Dios antes de que todo empeore. Uno puede ser liberado, pero si sigue vacío por dentro, ese vacío puede crecer.
Hay algo bueno que puede llenar ese vacío, pero depende de uno decidir no quedarse solo con una solución momentánea.
El Señor quiere darle más que solo una liberación; quiere darle una nueva vida.

