La Caminata del Getsemaní

¿Por qué Jesús tuvo que pasar por el Getsemaní?

Sí hay algo seguro cuando uno anda en los pasos de Jesús o vive la fe cristiana, es que uno no está para hacer su propia voluntad, sino la de Dios. Uno de los ejemplos más grandes fue cuando el Señor Jesús venció Su propia voluntad en el Getsemaní.

Por eso la Biblia nos enseña: “Y adelantándose un poco, cayó sobre su rostro, orando y diciendo: Padre mío, si es posible, que pase de mí esta copa; pero no sea como yo quiero, sino como tú quieras” (Mateo 26:39).

Por increíble que suene, la victoria más grande que tuvo Jesús no fue en la cruz, sino en el Getsemaní, donde Él estaba a momentos de cargar los pecados de la humanidad. Es aquí, en este versículo, donde por primera vez en la Biblia vemos al Señor Jesús angustiado.

¿Qué era la angustia del Señor Jesús?

La angustia de Jesús no fue por miedo a morir ni por el dolor físico que iba a sufrir. Jesús ya sabía que tendría que tomar la copa de la ira de Dios — es decir, cargar con el pecado del mundo. La angustia principal era que estaba viviendo una batalla interior entre Su voluntad humana y la voluntad de Dios. Él sabía que, si hacía su propia voluntad, estaría separado de Dios. Por eso, reconoció esa batalla interior, pero no se entregó a la angustia; más bien, se puso aún más a disposición de Dios, diciéndole que se hiciera Su voluntad y no la de Él.

Si Jesús no se hubiera sometido en ese momento a la voluntad de Dios, habría fracasado, porque lo humano no es perfecto y tiene la tendencia de fallar. Lo de Dios nunca fracasa y nunca falla.

¿Cuál es nuestro peor enemigo?

Tenemos varios enemigos, unos hasta son bien malos y hacen varias desgracias, pero peor que ellos es nuestra propia carne. Nuestra carne tiene la tendencia de separarnos de Dios. Por eso la Biblia nos enseña: “Velad y orad para que no entréis en tentación; el espíritu está dispuesto, pero la carne es débil” (Mateo 26:41).

Cuando la Biblia menciona espíritu con letra minúscula, se está refiriendo a nosotros. Aquí nos sugiere que hagamos lo mismo que hizo Jesús antes de Su sacrificio: negarnos.

La carne siempre va a estar en una batalla constante con nuestro espíritu, porque las dos quieren cosas diferentes. Una quiere hacer su propia voluntad y la otra, la de Dios.

Ahí es donde viene la importancia de velar, orar y sacrificar, para recibir el Espíritu Santo, que es quien nos da el poder de negarnos y vencer cualquier propósito negativo.

Es por esa razón que, ahorita en la Universal, millones están entrando en el propósito de la Hoguera Santa. Este año, nuestra caminata será en el lugar donde Jesús tuvo Su mayor victoria: el Jardín de Getsemaní.

Durante este tiempo, el Obispo Clodomir Santos estará velando y orando en un solo espíritu junto con los obispos y pastores de todos los Estados Unidos. La oración comenzará a las 6 a.m.

Acompáñenos en este gran evento que transformará completamente su vida. ¡No se lo pierda!

Recuerde: nada que sea la voluntad de Dios falla.

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