¿Cómo reacciona una persona exitosa?
Supongamos que te encuentras en un juego de campeonato donde tu equipo está perdiendo. El entrenador los llama y les explica la meta y cómo el equipo puede lograr la victoria. ¿Cómo crees que reaccionarías?
Muchos, cuando están bajo presión, se confunden, se dejan vencer, no escuchan la guía correcta y les cuesta obedecer el plan que los llevaría a ganar. Lo que quizá da más coraje en este tipo de situaciones es que, a veces, uno pierde por lo más sencillo —algo que incluso practica a diario— pero que, en el momento, se olvida. Empezamos a ver al adversario como algo demasiado grande para superar.
Ahí está la diferencia entre el que gana y el que pierde. En peleas de boxeo o artes marciales, los comentaristas siempre dicen lo mismo cuando aparece un “ganador especial”, diferente a los demás: el atleta se mantuvo tranquilo y escuchó a su entrenador para lograr la victoria.
Obedecer es algo muy especial, más aún cuando uno quiere ser exitoso. Por eso la Biblia nos enseña así: “Me levanté de inmediato, no arrastré los pies; fui rápido para seguir tus órdenes” (Salmos 119:60).
¿De qué órdenes está hablando la Biblia?
Se refiere a los mandamientos que salen de la Palabra de Dios y a lo que el Señor Jesús nos enseñó. Para ser triunfantes en cualquier situación, debemos obedecer Sus mandamientos. Y más que triunfantes: cuando uno obedece, se convierte en alguien salvo y bendito.
Bendito: uno de los escogidos de Dios y heredero del Espíritu Santo.
Dicho esto, no permita que las situaciones de la vida ni las voces del mundo determinen su victoria. Mire hacia lo alto, busque Su voz y, sobre todo, obedezca lo que el Altísimo quiere de nosotros.
No permita que la victoria se le escape.
Cada mes, el Youth Power Group (YPG) realiza eventos donde se hablan temas como el de este artículo. El evento de este mes se denominó Rewind, donde muchos jóvenes pudieron reflexionar sobre todo lo que hicieron durante el año y la mentalidad que deberían llevar al nuevo año. Todos los participantes salieron más que bendecidos.
Hasta la próxima.
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