Dios quiere manifestarse en su vida y quiere que los planes y los propósitos que Él tiene para usted se cumplan, pero es necesario que usted Lo coloque en primer lugar. Con seguridad usted también tiene sus propios planes, pero los planes de Dios son mayores que los de usted, permítale que Él se manifieste en su vida, renunciando a su propia voluntad, para así dar lugar a lo primordial que es el Espíritu Santo y así Él pueda realizar los planes que tiene para usted.
Cuando se recibe el Espíritu de Dios, que es el Espíritu de la fe sobrenatural, se actúa la fe de acuerdo con lo que está escrito en la Palabra de Dios. Y de la misma manera que Dios habló con Abrán, lo hará con usted, mostrándole a través de Su Palabra lo que tiene que hacer. Esto le levantará, le animará y le dará disposición, porque es en ese momento que Él comienza a realizar Sus planes en su vida.
“Al oír Abrán que a su pariente lo habían hecho prisionero, armó a sus criados, los nacidos en su casa, que eran trescientos dieciocho, y los persiguió hasta Dan”. Génesis 14:14. Humanamente era imposible que Abrán logrará la victoria, no había posibilidad que él venciera a los pueblos contra los que estaba yendo. Pero, cuando él tomó esa decisión de rescatar a su sobrino, no usó el sentimiento, lo hizo por la fe y eso lo llevó a actuar de esa manera, al ir con apenas 318 hombres. Abrán tenía que enfrentar 4 reinos, aunque en realidad eran 5 más, en total eran 9 reinos de los más poderosos.
En la Palabra de Dios, en ningún lugar se encuentra que Dios mande a intentar algo, porque cuando apenas se intenta, significa que no hay seguridad de que se va a lograr y conlleva al fracaso.
Abrán sólo contaba con 318 hombres, él sabía que era una prueba de la fe y que enfrentaría a ciento de miles de hombres. La fe solo funciona cuando hay una prueba, encontramos esta afirmación en la Palabra de Dios: “Examínense ustedes mismos y vean si permanecen en la fe; pónganse a prueba ustedes mismos. ¿O acaso ustedes mismos no se conocen? ¿Acaso no saben que Jesucristo está en ustedes? ¡A menos que no hayan pasado la prueba!”. 2 Corintios 13:5. Abraham hizo una prueba para ver si estaba en la fe al igual debemos hacer nosotros, si usted quiere saber si está en la fe, habrá disposición de su parte.
¡A menos que no hayan pasado la prueba! Existen quienes, en el momento de enfrentar una prueba de la fe, no la pasan y la razón de eso es porque no se prepararon. Toda prueba exige una preparación, donde no hay preparación hay fracaso. El éxito de todo exige preparación, de ahí la importancia de uno meditar en la Palabra de Dios, de orar todos los días, por lo menos una vez por semana ayunar, porque antes de que se conquiste se tendrá que pasar por una prueba. El propio Dios determina que nosotros nos preparemos. Por ejemplo, en la escuela si uno quiere pasar de nivel o terminar una carrera, siempre se tendrá que pasar por una prueba y antes de presentarla debe de haber una preparación.
“Y él y sus siervos cayeron sobre ellos de noche, y luego de atacarlos los persiguieron hasta Hoba, al norte de Damasco”. Génesis 14:15. Ellos atacaron de noche, porque si ellos hubieran atacado de día a sus enemigos se darían cuenta que ellos eran pocos. En esta parte bíblica se puede apreciar la estrategia y luego la preparación.
“Así recobró todos los bienes, y también a su sobrino Lot y sus bienes, y a las mujeres y demás gente”. Génesis 14:16. Abraham no intentó, él estaba seguro de lo que quería, él tenía un pensamiento fijo que rescataría a Lot y a todos los demás, no sólo las personas, sino también los bienes y él se preparó para eso espiritualmente y fue obedeciendo a la fe.
Es imposible que cuando se obedece la voz de la fe, se fracase, porque ella no tiene nada que ver con los sentimientos o las emociones. Cuando se escucha la voz de la fe, se tiene la convicción de que Él se manifestará en nuestra vida y será con uno.
“Cuando volvía de haber derrotado a Quedolaomer y a los reyes que estaban con él, el rey de Sodoma salió a recibirlo al valle de Save, que es el valle del Rey. Entonces Melquisedec, que era rey de Salén y sacerdote del Dios Altísimo, sacó pan y vino y lo bendijo así: bendito seas, Abrán, del Dios altísimo, creador de los cielos y de la tierra… Y bendito sea el Dios Altísimo, que puso en tus manos a tus enemigos. Y le dio Abrán los diezmos de todo. Génesis 14:17-20.
No había ninguna ley que dijera que Abrán tenía que dar los diezmos, pero Dios actuaba en su consciencia y sabía de que sólo había logrado vencer, porque Dios fue con él. Dios le entregó en sus manos a sus enemigos y por eso entregó a Melquisedec (que era como la representación del Señor Jesucristo) los diezmos de todo.
“Entonces el rey de Sodoma, le dijo a Abrán: Dame las personas, y quédate con los bienes”. Génesis 14:21. El rey de Sodoma, simboliza a Satanás y él no estaba interesado en lo material, sino en las almas de esas personas y principalmente en la de Abrán. Si Abrán hubiera aceptado esa propuesta él hubiera perdido su salvación y se hubiera corrompido. En la actualidad no es diferente, él está en busca del alma de cada uno de nosotros.
“Pero Abrán le respondió al rey de Sodoma: He levantado mi mano al Señor, Dios Altísimo, creador de los cielos y de la tierra, para jurar que no tomaré nada de lo que es tuyo, ni siquiera un hilo, ni una correa de calzado, para que no digas: Yo enriquecí a Abrán”. Génesis 14:22,23.
Abrán, enfrentó y pasó por otra prueba, recibiendo una propuesta maligna. Cuidado con las propuestas que se reciben y más cuando parece ser todo muy fácil, pero el resultado sólo es un engaño y mentira. Abrán tenía derecho de quedar tanto con los bienes como con las personas, pero él no quería nada que viniera de la mano del hombre
“Solamente tomaré lo que comieron los jóvenes, y también tomarán su parte Aner, Escol y Mamre, los hombres que fueron conmigo”. Génesis 14:24. Abrán no quiso nada, él solo quería lo que proviniera de la Casa de Dios. El objetivo principal de Satanás es tocar y afectar su fe, por eso es necesario que se esté preparado para las pruebas de la fe y así poder resistir toda tentación.
Abrán vivió una vida victoriosa, más que cualquier otro hombre, él no hizo ningún milagro, pero la vida de él fue el propio milagro. El Espíritu Santo quiere que nuestra vida sea el propio milagro, que seamos la propia bendición.
Si usted quiere pasar las pruebas de la fe, pero por algún motivo se desanimó y pecó, ¡levántese! Crea que la fe lo levanta, no se lamente más por lo que hizo y comience a vivir por la fe. Y si usted ya está en la fe, prepárese para las pruebas, Dios le dará las condiciones, si se vive la fe Abrahámica, enfrentará y sabrá que Dios estará en todo momento con usted para llevarlo a la victoria.
Dios les bendiga.

