El plan de Dios (Parte 2)

Una de las tácticas más usadas por el diablo y sus demonios es el agotamiento. Él no puede tocar a Dios y mucho menos a Sus hijos, pero eso no significa que no pueda atacar contra los que están trabajando para el Señor.

Si un siervo de Dios inicia una obra de evangelización usando un programa de radio, por ejemplo, el diablo a través de sus demonios hará todo lo posible para impedir que las personas den atención a aquel programa. Y es justamente ahí que empieza una gran batalla para aquél siervo de Dios, pues no basta que él simplemente haga el programa con todo cariño, pero también necesario que sea constante en la oración en favor de las personas que están presas en las garras del diablo.

Es bueno recordar que cuando el apóstol Pedro estaba en la prisión, la Iglesia oró insistentemente hasta que Dios envió a un ángel que hizo abrir las puertas de aquella prisión, ¡y es justamente esto lo que el Espíritu Santo quiere que nosotros hagamos! Quiere que intercedamos junto a Dios constantemente por aquellos que han estado en las garras del diablo. ¡Una actitud de riesgo perseverante e insistente es lo que nos hace conquistar almas para Nuestro Señor!

Cuando la Palabra de Dios nos orienta sobre el deber de perseverar, es justamente porque Dios sabe que el diablo usa demasiado la táctica del agotamiento para intentar desanimar a los siervos del Altísimo. ¡Y no hay otra manera de vencer esta táctica de satanás a no ser a través de la perseverancia constante!

Y es muy importante que no nos quedemos mirando los intentos frustrados del pasado, sino al contrario: hagamos del limón una limonada. Es decir: vamos a usar las experiencias del pasado para no cometer los mismos errores, sin embargo repito: ¡nunca nos intimidemos con los riesgos frustrados del pasado!

¡El diablo quiere agotarnos! ¡Quiere desanimarnos! Y si eso, por desgracia, sucede con alguno de nosotros ¡entonces cambiemos la pieza estropeada y coloquemos otra nueva para que dé continuación al proyecto de Dios!

Nadie está libre de caer; lo terrible es permanecer en el charco; sabemos que el Señor Jesús está siempre con sus poderosas manos extendidas procurando levantarnos. Basta asegurarse en Sus manos.

No podemos convertirnos en prisioneros del pasado, lo que sí es necesario es utilizar las experiencias para vivir correctamente en el tiempo presente. El Señor Jesús quiere usarnos de un modo extraordinario; Él cuenta con nosotros, con Su Iglesia, con los verdaderos cristianos, y solamente con nosotros. Esa comprensión es lo que podemos llamar de madurez, condición indispensable a aquél que desea ser un discípulo del Espíritu Santo.

Si tienen alguna pregunta contáctenos

Compartir:

Una Nueva historia

https://www.youtube.com/watch?v=2Cpms4xSNqY ¿Por qué muchos tienen dificultad para soltar lo que ya quedó en el pasado? Supongamos que en este momento

leer más