Cuando el cuerpo se enferma a causa del alma (Parte 2)

Me enteré de diversos casos de personas que estaban perfectamente saludables, pero que se enfermaron después de un acontecimiento traumático (la muerte de un ser querido, un divorcio o un fracaso económico, por ejemplo). Podría relatar muchos ejemplos, pero voy a citar el de una señora que, un día, descubrió que tenía cáncer en el pulmón. Como miembro fiel en una de nuestras iglesias, puso en práctica la fe y fue curada, siendo confirmada por la Medicina la restauración completa de su salud. Recuperó el vigor y luchaba diariamente con disposición y alegría. Así́ fue durante un buen tiempo, hasta el día en el que su hijo, a quien estaba más apegada, falleció súbitamente. Inconsolable y muy quebrantada por el dolor de la pérdida, esta señora comenzó a debilitarse como consecuencia de la angustia y de la tristeza. No aceptaba la pérdida, aunque todos la alentaran a salir de la apatía. Un año después de sepultar a su hijo, falleció deprimida.

Podemos decir, entonces, que muchas enfermedades no se originan en el cuerpo físico (aunque estén allí́ y causen dolor), sino en el alma —un campo donde la Medicina no actúa—. Por eso, el acercamiento para tratarlas necesita ser otro. Es necesario buscar ayuda en el Médico de los médicos, que es el Creador y Señor del alma. Es necesario tomar decisiones de fe diariamente —con o sin ganas— y elegir creer en toda la Palabra de Dios.

Frente a lo que hemos visto, notamos que la buena salud va más allá́ de los factores genéticos, de los cuidados alimenticios y de los ejercicios físicos. Muchos se preocupan por tomar sol o suplementos de vitaminas, pero no guardan el corazón. No es que esas cosas no sean importantes; sin embargo, si la Biblia dice que debemos guardar nuestro corazón, es porque este es una fuente de vida en un todo. Podemos entender que los que practican ese consejo divino y celan por un corazón completamente limpio vivirán más y con calidad de vida.

Cuidar el alma es la mayor inversión que una persona puede hacer en pro de su cuerpo y de su salud. La máxima “mente sana, cuerpo sano” no es otra cosa que tener espíritu, alma y cuerpo viviendo en perfecta armonía. Cuando invertimos en la parte espiritual, el cuerpo encuentra su realización y el fin para el cual fue creado: ser el templo del Espíritu Santo, la habitación del Dios Vivo.

Continuará…

Si le interesa lea también:Cuando el cuerpo se enferma a causa del alma (Parte 1)

Libro: Secretos y Misteriosos del Alma

Autor: Obispo Edir Macedo

Compartir:

Aprender a financiar

https://www.youtube.com/watch?v=wvsmcdnHvFY ¿Por qué los niños deben aprender finanzas desde pequeños? Cuando hablamos de finanzas, a muchos adultos les incomoda solo

leer más