Hoy en día, muchos padres enfrentan el desafío de encontrar tiempo de calidad para compartir en familia. Los horarios apretados, el trabajo, las responsabilidades del hogar y las múltiples actividades de los hijos hacen que el día pase volando.
Un estudio reveló que las madres pasan en promedio 7.5 horas al día con sus hijos menores de seis años, mientras que los padres dedican unas 5.3 horas. Sin embargo, otro estudio indica que las familias solo comparten 37 minutos diarios en actividades conjuntas. Esto demuestra lo difícil que puede ser dedicar tiempo consciente al vínculo familiar.
Aunque organizar esos momentos requiere esfuerzo, el resultado vale la pena. Pasar tiempo en familia no solo fortalece los lazos afectivos, sino que también mejora el bienestar emocional. Diversas investigaciones confirman que compartir con los seres queridos reduce el estrés, promueve un estilo de vida más saludable e incluso puede alargar la vida. La familia es una fuente constante de motivación para superarse cada día. En un mundo donde todo avanza tan rápido, detenerse a compartir una comida, una conversación o un momento de juego puede marcar una gran diferencia en el desarrollo emocional de los hijos y en la calidad de la relación entre padres y pareja.
La Palabra de Dios nos recuerda cuán importante es sembrar desde temprano en el corazón de nuestros hijos: “Instruye al niño en su camino, y aun cuando fuere viejo no se apartará de él” (Proverbios 22:6). Esta enseñanza es un llamado a los padres a estar presentes, enseñar con el ejemplo y cultivar momentos que dejen huella.
Por eso, iniciativas que fomentan estos espacios son tan necesarias. El grupo TPG ofrece apoyo a los adolescentes, enseñándoles valores y propósito a través de la Palabra de Dios. No obstante, su labor trasciende el trabajo con jóvenes: también impulsa la unidad familiar como base de una vida equilibrada y con propósito.
En estos encuentros no falta la alegría ni la participación: hubo juegos, risas, toboganes, pelotas, actividades recreativas y, por supuesto, ¡comida deliciosa como arroz, pollo y flautas!
Porque al final, como nos enseña Proverbios 22:6, el tiempo y los valores que sembramos hoy en nuestros hijos darán fruto en el futuro.
Todos los coordinadores están felices de responder cualquier duda que tengan los jóvenes y los padres. Una vez aclaradas las preguntas, se les guía en una oración especial para buscar al Espíritu Santo. Todos los padres también son bienvenidos a participar.
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