La contaminación del cuerpo y del espíritu

Toda obra humana realizada por el Espíritu Santo a través de nuestra vida acontece a través de la Palabra de Dios. La obra de salvación, el nuevo nacimiento y la transformación de Dios acontecen, cuando uno se alimenta diariamente de la Palabra de Dios y se apega a lo que está escrito. Cuando el Espíritu Santo está actuando en la vida de una persona a través de Su Palabra, no hay intimidación, cobardía, ni miedo.

La Palabra de Dios, dice: Como dijo Dios: “Viviré en ellos y caminaré entre ellos. Yo seré su Dios, y ellos serán mi pueblo. Por lo tanto, salgan de entre los incrédulos y apártense de ellos, dice el Señor. No toquen sus cosas inmundas, y yo los recibiré a ustedes”.  2 Corintios 6:16,17. Cuando Dios hace referencia a ‘salgan de entre los incrédulos…’, Dios no se refiere a la familia, Él se refiere a personas con las cuales convivimos fuera de lo familiar, las cuales decidimos tener una amistad, pero ellas están intentando contaminar nuestra fe. Por ejemplo, usted que es alguien que se considera de Dios, no puede estar en una relación de noviazgo, donde la otra persona no práctica su misma fe, porque eso no va a añadir nada a su vida espiritual, por el contrario.  Aunque también hay personas con las que convivimos, que por uno ser un testimonio, ellas se comienzan a interesar en saber más de Dios y de la fe, es ahí que la persona de Dios está influenciando y siendo usada por Él para que la otra persona se este despertando el interés en las cosas de Dios.

 Queridos amigos, dado que tenemos estas promesas, limpiémonos de todo lo que pueda contaminar nuestro cuerpo o espíritu. Y procuremos alcanzar una completa santidad porque tememos a Dios. 2 Corintios 7:1. Analicemos con detalle cuando Biblia hace referencia a la contaminación del cuerpo y del espíritu. Cuando se habla de la contaminación del cuerpo, está haciendo referencia a los pecados de conducta moral, que son todos los pecados que se cometieron antes de conocer al Señor Jesús, por ejemplo: la idolatría, incredulidad, prostitución, el adulterio, los vicios, etc. Todos los pecados relacionados a los malos hábitos y a las malas costumbres, son pecados del cuerpo, son llamados pecados de conducta moral.

Ahora la contaminación del espíritu o el pecado del espíritu, es el comportamiento espiritual, por ejemplo: el egoísmo, el egocentrismo, el orgullo, la prepotencia, la arrogancia… Estos pecados en cierta manera se cometen conscientemente, incluso hay quienes saben que están actuando de manera prepotente y orgullosa. Aún conociendo la Palabra de Dios, la cual nos enseña el deber del perdonar, esto es un pecado del espíritu.

Aquí viene la importancia del bautismo en las aguas, cuando esta decisión es tomada es justamente para que tanto los pecados del cuerpo como del espíritu sean sepultados. Esta decisión sólo puede ser tomada cuando hay una consciencia de que se es un pecador y eso produce un arrepentimiento que lleva a abandonar el pecado. Cuando esa decisión es tomada y es bautizado en las aguas, espiritualmente hablando uno ya esta purificado tanto en el cuerpo como en el espíritu. El paso consiguiente será tener como prioridad la salvación, ya que se sigue corriendo el riesgo de ser contaminado tanto en el cuerpo como en el espíritu, por el hecho de vivir en este mundo. Se debe tener esa consciencia espiritual de que el pecado nos aleja de la Presencia de Dios y el pecado produce duda. Por increíble que parezca el pecado del comportamiento espiritual es más grave que el pecado de conducta moral.

Cuántas no son las personas que estando en la Presencia de Dios, se han contaminado espiritualmente, dejando así entrar la duda, el miedo, el resentimiento… Dando así lugar al pecado espiritual. Cuando se tiene el Espíritu Santo, se es salvo, por lo tanto, no puede haber duda de que Dios nos protege y nos guarda de todo mal, es una promesa de Él. Es así que muchas personas que se dicen estar en la presencia de Dios se han guardado del pecado del cuerpo, porque abandonaron los vicios, el adulterio, la homosexualidad, la fornicación, etc. Pero, han vivido en el pecado del espíritu, porque han alimentado sentimientos contrarios a lo que en la Palabra de Dios está escrito. ¿No será esta la razón de muchos fracasos en la vida de los que se dicen estar en la Presencia de Dios?

Si usted reconoce que a dado lugar a satanás y eso lo ha llevado a ser contaminado en su espíritu dando lugar así al rencor, odio, resentimientos… piense en la orientación del Señor Jesús que siempre tenemos que estar vigilantes, no comprometa su salvación y luche por ser purificado en su cuerpo y en su espíritu. Dios quiere que usted tome posesión de las promesas que Él tiene en Su Palabra, pero para que usted pueda tener derecho a ellas, el siguiente paso será bautizarse en las aguas y no más volver a permitir que su cuerpo y principalmente su espíritu sean contaminados. Dios les bendiga.

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