Existen muchas personas que aún no se han dado cuenta de su estado u condición espiritual, porque ellas han confundido lo que es tener experiencias con el poder de Dios y lo que es haber tenido una experiencia con Él, porque estas dos cosas son completamente diferentes.
Personas que han tenido experiencias con el poder de Dios, podemos citar a aquellas que recibieron una bendición económica, familiar, su sanidad, incluso algunas de ellas experimentaron milagros extraordinarios a través del poder de la fe y dejaron de ser inválidas, sordas o ciegas. Mientras tanto otras vivían en los vicios, tenían malos hábitos, vivían dominadas por malas costumbres, etc. Y después de algún tiempo al experimentar el poder de Dios, sus vidas cambiaron, pero más tarde cuando pasaron por una lucha o una prueba acabaron desanimándose y se apartaron, no queriendo buscar más de Dios.
Veamos la experiencia que la viuda de Sarepta tuvo: “Pero sucedió que después de estas cosas, se enfermó el hijo de la mujer dueña de la casa; y su enfermedad fue tan grave que no quedó aliento en él”. 1 Reyes 17:17. ¿Cuáles son ‘esas cosas’ a la que la Biblia se refiere? La multiplicación de la harina y del aceite. El mundo estaba dominado por el hambre y por la sequía en aquella época y en su casa había comida, había sustento aun no teniendo lluvia, ella tenía ese testimonio, pero le faltaba lo principal que era tener un encuentro con Dios, porque la obra que el Espíritu Santo realiza es completa. Cuando Dios mira que en su interior de uno hay sinceridad, justicia… Él se revela a la persona.
El hijo de la viuda de Sarepta se enfermó y de pronto falleció, “Y ella le dijo a Elías: «¿Qué tengo que ver contigo, oh hombre de Dios? ¡Has venido para traer a memoria mis iniquidades y hacer morir a mi hijo!». 1 Reyes 17:18. Lo natural por la experiencia que tuvo con el poder de Dios en la multiplicación de la harina y del aceite, sería que ella buscará al profeta y le dijera: “Hombre de Dios, así como Dios le ha usado para bendecirme a mí y a mi hijo… yo creo que Dios le puede usar para hacer algo por mi hijo”. Pero, no fue así ella retó al profeta, cuando Elías le pidió lo que ella tenía, ella le dijo que lo poco que tenía lo iba a cocinar y después ella y su hijo morirían. Pero, ¿por qué en la muerte de su hijo, ella reaccionó de esa manera? La respuesta es la siguiente: cuando una persona no conoce a Dios, aunque haya tenido alguna experiencia con Su poder, en ella no hay confianza en Él, por eso no se eluda con las experiencias que ha tenido con el poder de Dios.
Existirán momentos en los que usted va a orar, va a hacer votos de sacrificio, usted participará de la Hoguera Santa y, aparentemente, nada le va a pasar, es como si Dios no Le está escuchando, pero cuando uno no conoce a Dios en Su carácter, solo conoce a Dios en Su poder, no hay como mantener esa confianza, porque solo ha sido una experiencia con Su Poder y no con Él. La viuda de Sarepta aun teniendo la experiencia que tuvo, ella seguía viviendo en iniquidad, Dios permitió que su hijo falleciera, para que ella despertará sobre su real condición espiritual, la cual estaba todavía muerta en sus delitos y pecados.
La viuda de Sarepta necesitaba ser libre del pecado, cuando ella se deparó con la muerte del hijo, el Espíritu Santo actuó en la consciencia de ella para decirle, en conclusión: “Aun teniendo la experiencia que tuviste con mi poder, sigues muerta espiritualmente. Necesitas ser libre de esos pecados que te acusan, que te condenan… Y cuando estas enfrentando una lucha más grande, un problema más grave, ¿reaccionas de esta manera? Usted considera más el problema que a Mí y llegas a dudar del hombre de Dios que fue usado para realizar un milagro extraordinario en tu vida…”.
La viuda había recibido la prosperidad a través de la multiplicación de la harina y del aceite. Pero, había todavía culpa en su consciencia, porque estaba manchada por el pecado que ella no había confesado y que era encabezado por la incredulidad, que es desacreditar lo que está escrito en la Palabra de Dios y reaccionar de manera negativa como cualquier otro incrédulo y como la viuda reaccionó.
Cuando nosotros conocemos a Dios en su carácter, nosotros confiamos en Él, pase lo que pase, venga lo que venga, acontezca lo que acontezca, Él nos da la confianza que todo está bajo Su Control, porque nada está al control del diablo o de los hombres, solo de Dios.
Dame a tu hijo», le respondió Elías. Y él lo tomó de su regazo y lo llevó a la cámara alta donde él vivía, y lo acostó en su propia cama. Y clamó al Señor: «Oh Señor, Dios mío, ¿has traído también mal a la viuda con quien estoy hospedado haciendo morir a su hijo?. Entonces se tendió tres veces sobre el niño, y clamó al Señor: «Oh Señor, Dios mío, te ruego que el alma de este niño vuelva a él, El Señor escuchó la voz de Elías, y el alma del niño volvió a él y revivió». 1 Reyes 17:19-22. El profeta Elías tenía que pasar por esa situación para que él reaccionara y se diera cuenta de la condición espiritual de la viuda, que era ver por el alma de ella, que necesitaba salvación.
Si su experiencia con Dios ha sido solo con Su poder, usted siempre va a valorar más este poder, pero, más que valorar la fe en el poder de Dios o en Sus promesas, hay que valorar la confianza en Él.
Dios les bendiga.