Antes de leer este artículo, por favor reflexione sobre estas preguntas: ¿Será que uno actúa con fe cuando enfrenta problemas? O, mejor dicho, ¿será que uno descubierto espiritualmente que, cuando pasa por una puerta, entra en otro ambiente?
La Palabra nos enseña así: «Vino Hananí, uno de mis hermanos, con algunos hombres de Judá, y les pregunté por los judíos, los que habían escapado y habían sobrevivido a la cautividad, y por Jerusalén. Y me dijeron: El remanente, los que sobrevivieron a la cautividad allí en la provincia, están en gran aflicción y oprobio, y la muralla de Jerusalén está derribada y sus puertas quemadas a fuego” (Nehemías 1:2-3).
Según la Palabra, cuando los israelitas pecaron, el resultado de su pecado fue que fueron llevados en cautividad a otro país. Hananí era el hermano de Nehemías y quien le avisó sobre la condición de Jerusalén. Nehemías era copero del rey y gobernador de Judá. Fue a través de esta situación que pudo saber que Jerusalén estaba destruida, o mejor dicho, había caído en vergüenza.
Si observamos aún más la Palabra, notamos que los enemigos, además de derrumbar las murallas, siempre destruían las puertas. Es ahí donde entendemos que las puertas, en la Palabra de Dios, siempre fueron tratadas de manera diferente. En otras palabras, las puertas espirituales nos indican en qué nivel estamos espiritualmente.
La Palabra dice así: «Yo soy la puerta; si alguno entra por mí, será salvo; y entrará y saldrá y hallará pasto. El ladrón solo viene para robar, matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia” (Juan 10:9-10).
Según la Palabra, el Señor Jesús dijo que Él era la Puerta, pero más que eso, nos enseñó que quien cruza la Puerta será salvo. Sin embargo, para que haya salvación, tiene que haber transformación. Es decir, debe haber un cambio interior, porque de nada vale que Él le dé a una persona prosperidad si no ha prosperado en lo principal, que es recibir la salvación.
Ahora, si unimos las revelaciones que nos da la Palabra en estos versículos, nos queda una pregunta: ¿qué significa que las puertas sean quemadas por el fuego en nuestra vida espiritual?
La Palabra de Dios dice así: «Y cuando oí estas palabras, me senté y lloré, e hice duelo algunos días, y estuve ayunando y orando delante del Dios del cielo” (Nehemías 1:4).
La reacción de Nehemías ante la noticia nos enseña que la puerta quemada por el fuego simboliza cómo uno reacciona en la fe. Si lo analizamos, Nehemías tenía una buena vida: su economía era estable, físicamente estaba bien de salud, y su situación era distinta a la del pueblo de Israel.
Pero, ¿por qué él se encontraba en una situación o condición diferente?
Él se encontraba en una condición diferente porque tenía fe bíblica. Nehemías no se dejó vencer cuando escuchó la mala noticia; al contrario, se dispuso aún más al servicio del Señor, fortaleciéndose con las armas espirituales.
Muchos de nosotros nos encontramos en la misma situación en la que estuvo Nehemías, pero no reaccionamos de la misma manera. Por ejemplo, hay muchos que están bien en varios aspectos de su vida, pero su familia sigue igual. Sus familias están en la misma condición en la que estaba Jerusalén: en ruinas, y no hacen nada al respecto.
Ahí es donde está la diferencia entre quien tiene fe y quien no, porque quien tiene fe anhela la salvación de su familia y reconoce que ellos tienen una necesidad espiritual. Es decir, uno debe luchar por su familia para que ellos también crucen la Puerta de Salvación.
En el caso de Nehemías, él sabía que tenía que conseguir la aprobación del rey para poder ir a Jerusalén y ayudar a la gente; por eso oró. Es decir, oró antes de tomar cualquier acción.
Es ahí donde llegamos al punto clave: antes de tomar cualquier decisión, uno debe orar y consultar con el Señor antes de reaccionar. Nehemías pudo ir a Jerusalén porque usó las armas espirituales: oró, ayunó y se sacrificó.
Para responder las preguntas del principio: si uno enfrenta cualquier problema espiritual, debe reaccionar con fe bíblica y usar las armas espirituales, tal como lo hizo Nehemías. Porque cuando uno pasa por una puerta, entra en otro ambiente y no sabe qué le espera. En el caso de Nehemías, él pudo ser de bendición porque ayudó a restaurar Jerusalén en 52 días, algo que solo fue posible por la fe sobrenatural.
Recuerde, nada es obligado, pero si uno quiere ver lo sobrenatural en su vida, debe reaccionar como lo hizo Nehemías.

