La revelación de la justicia de Dios

La obra de Dios, en la vida de todo ser humano primero es realizada a través de la Palabra de Dios. Si a través de la Palabra, la fe no es despertada, no hay convencimiento y esto trae como consecuencia la falta de resultados en las oraciones. Esta sería la respuesta a todas aquellas personas que se preguntan del porqué no tienen respuestas a sus oraciones y es porque la Palabra de Dios no entró en ellas, no fueron convencidas por la Palabra y por eso no hay sometimiento a la Palabra de Dios.

Caso contrario, con aquellos que escuchan la Palabra de Dios y penetra en ellos, por lo que toman la decisión de obedecerla y es así que en ese instante el Espíritu Santo comienza a guiarlos, conducirlos y a dirigirlos conforme Su voluntad. Esto trae como consecuencia que se tengan fuerzas, disposición y ánimo, para enfrentar cualquier adversidad que se está presentando. Cuando se está en la fe, nadie enfrenta la situación sólo para intentar, sino para vencer, porque se tiene la seguridad de que se va a vencer. Quienes viven por la fe, no aceptan tener una vida cualquiera, por eso siempre buscan la justicia de Dios, porque no aceptan vivir una vida de fracasos.

Escuchadme, vosotros que seguís la justicia, lo que buscáis al Señor. Mirad la roca de donde fuisteis tallados, y la cantera de donde fuiste excavados”. Isaías 51:1. Antes de nosotros tomar la decisión de estar en la Presencia de Dios, creo que ya buscábamos la justicia y eso es lo que Dios miró en nosotros, aun siendo pecadores, llevando una vida de incredulidad y viviendo esclavizados por los problemas y fracasos, Él miró ese querer de justicia y nos trajo a Su presencia, porque Él quiere revelarnos esa justicia. La revelación de la justicia de Dios, se es dada cuando se toma la decisión de entregar la vida y el alma al Único que vivió en este mundo sin pecado y sin cometer ninguna injusticia, y es el Señor Jesús. Cuando se pone la vida en Él, se pasa a disfrutar de Su justicia.

Quien abandona la vida de pecado como: el engaño, la mentira, el adulterio, la prostitución, los vicios, el egoísmo, el egocentrismo, el orgullo, la idolatría, se renuncia a otras creencias… Para creer únicamente en un solo Dios que es el Señor Jesús, el Espíritu Santo transfiere Su justicia que hay en Él para quien se entrega, esto llega a ser de tal forma, que cuando hablamos con Dios en el nombre de Jesús, nuestros pecados son limpiados y no considerados, porque nuestra vida está en el Él, es así que Dios nos escucha y nos responde a través del Señor Jesús.

 Mirad a Abraham, vuestro padre, y a Sara, que os dio a luz; cuando él era uno solo lo llamé, y lo bendije y lo multipliqué”. Isaías 51:2. Cuando destaca que Abraham era uno, Él quiere decir lo siguiente: Abraham por él mismo no tenía las condiciones de ser en lo que se tornó, sino fuera la entrada de Dios en la historia de su vida, esto es, en la actualidad Abraham no se mencionara, ni fuera un gran ejemplo, como lo es en nuestros días. Porque Abraham antes de tener un encuentro con Dios, era un hombre frustrado, aunque él tenía condiciones económicas e iba a heredar la herencia de sus padres, vivía frustrado porque tenía una mujer estéril, tenía una vida vacía y durante mucho tiempo según describe la biblia, que él invocó a los dioses o ídolos de sus padres, en busca de la sanación de Sara y no tuvo una respuesta.

En aquel tiempo Abraham quería justicia, así como en los días de hoy nosotros la queremos, pero para que esto suceda, Dios quiere habitar en el interior de usted a través del Espíritu Santo. En Su Palabra, Dios nos orienta a que miremos a Abraham como testimonio y como él obtuvo la respuesta por haber escuchado y obedecido la voz de Dios. Porque es inaceptable vivir en la presencia de Dios y seguir viviendo una vida de frustración y una vida de derrota.

La Palabra de Dios dice: “ Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán acrecentadas (algunas versiones dicen añadidas) ”. Mateo 6:33. Hare una observación aquí, la traducción original dice que todas las cosas serán acrecentadas (según el diccionario acrecentar es: mejorar, enriquecerse, enaltecer). Añadir, es suplir las necesidades, pero acrecentar, significa, algo más grande, en más cantidad, con más poder y esa es la vida que Jesús nos promete, cuando nosotros lo ponemos en primer lugar.

Fue la actitud que Abraham tomó cuando Dios le dijo: “Vete de tu tierra, de tu parentela y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré” Génesis 12:1. Abraham obedeció a la voz Dios, en la actualidad hoy nosotros tenemos la Palabra de Dios, la iglesia para congregarnos, obispos, pastores, testimonios… En ese tiempo Abraham no tenía el Espíritu Santo y no contaba con todo lo que hoy nosotros contamos, pero él tomó una actitud, él creyó y se lanzó. Si queremos ver la revelación de la justicia de Dios en nuestra vida, hay que aferrarse a la Palabra de Dios y actuar la fe como lo hizo Abraham, sin considerar las circunstancias, ni lo que sentimos.

Dios quiere realizar una gran obra en su vida, que ella sea multiplicada, comenzando con su salvación y así por lo consecutivo la salvación de su familia y bendecirlo en todos los aspectos de su vida, pero para que esto suceda es necesario que haya una entrega, total, real y verdadera. Que haya una renuncia de su propia voluntad, de sus propios sentimientos y pensamientos, para que el Espíritu Santo pueda guiarlo y así usted verá siendo la justicia de Dios revelada en su vida.

Dios les bendiga.

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