La vida Verdadera

¿Cuál es el significado de permanecer?

Espiritualmente, permanecer tiene un gran significado, pero uno solo lo entiende cuando ha tenido una verdadera experiencia con Él. La decisión de permanecer nos lleva a un cambio de corazón, de pensamientos, de manera de vivir, y transforma por completo nuestra existencia.

La Palabra nos dice:

“Si permanecéis en mí…” (Juan 15:7).

Permanecer en Mí también implica realmente vivir por Él y para Él. Eso significa vivir de acuerdo con Su voluntad, Sus pensamientos, Sus sentimientos y Sus propósitos.

Por ejemplo, en un matrimonio es fácil entender que uno ha entrado en un compromiso. Si uno está casado, tiene un compromiso de horario, un compromiso de mantener el hogar, y ya no vive solo para sí mismo, sino que es consciente de que debe estar atento a su pareja. Tener el compromiso de estar casado no es lo mismo que cuando uno estaba soltero, y podía salir de casa a cualquier hora que quisiera. Cuando uno era soltero, mantenía su hogar a su manera, es decir, no tenía la misma disciplina ni responsabilidad que ahora tiene al estar casado.

El matrimonio requiere disciplina, porque uno tiene el compromiso de cuidar a su esposa o esposo y de formar una familia. Cuando uno tomó la decisión de casarse, también asumió conscientemente que, a partir de ese momento, ya no viviría solo para sí mismo.

El matrimonio es tan sagrado y está tan establecido en las Sagradas Escrituras que, al casarse, uno debe poner en primer lugar —humanamente hablando— a su pareja. Espiritualmente, Dios siempre es primero; pero después de Dios, viene su esposo o esposa.

Esto significa que no debe haber secretos entre ambos y que todo deben hacerlo juntos: las cuentas, el hogar, las comidas —como cenar y almorzar—, e incluso los paseos y las vacaciones. Ambos deben asumir sus posiciones y responsabilidades, tal como corresponde en un matrimonio.

 

No hay secretos en la vida de un matrimonio, porque uno vive para el otro. De la misma manera sucede cuando uno vive en Jesús: cuando uno permanece en Él, vive para Él, piensa con Él y solo desea hacer lo que le agrada a Él.

La Palabra sigue diciendo:

“…y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que queráis y os será hecho.” (Juan 15:7).

Según la Palabra, cuando uno permanece en Él, todas Sus palabras permanecen en nosotros, y tenemos el derecho de pedir lo que queramos, y nos será hecho. Pero ahí surge la pregunta clave:

¿Cómo puede uno estar en Él si Su Palabra no está en uno?

Naturalmente, si uno está en la fe y vive por Él, Su Palabra siempre permanecerá dentro de uno. Pero en la práctica no siempre es así, porque cuántas veces expresamos con nuestras palabras nuestras fallas, nos equivocamos, pecamos, e incluso murmuramos en situaciones difíciles, dudamos y nos lamentamos.

Muchos todavía no tienen la revelación de que la Palabra dice que, respecto a nuestra salvación, también seremos juzgados por lo que hemos hablado. Por eso, uno debe tener cuidado con lo que habla y también con lo que escucha.

Muchos han sido derrotados en la fe y en su vida espiritual, desafortunadamente, porque no vigilan en la Palabra, no viven con temor respecto a lo que hablan, y solo expresan cosas negativas. Pero cuando uno vive verdaderamente en la fe, vigila, porque sabe que al guardar la Palabra, recibirá la victoria.

Por eso es importante entender que en este ambiente de fe, para permanecer en Él, uno debe meditar en la Palabra todos los días, por la mañana y por la noche.

¿Por qué es importante meditar cuando se habla de permanecer en Él?

Porque cuando vengan las luchas, las pruebas, las tentaciones, las tribulaciones o las injusticias —sea donde sea— uno no se permite ser engañado ni se enfría, ya que entiende que Dios está dentro de uno.

Las injusticias siempre existirán, porque donde hay seres humanos, hay injusticias. El problema de las dificultades que enfrentamos no es la iglesia ni las cosas santas; el problema es el ser humano.

Cuando uno no es constante en sus meditaciones ni en su asistencia a la iglesia, su fe comienza a decaer, porque uno deja de permanecer. Por esa misma razón, muchos abandonan la fe: porque no saben cómo permanecer y han dejado de vivir en Él.

Permanecer en Él es una decisión constante y diaria; es un compromiso en el cual uno aparta su voluntad para hacer la de Él.

Cuando uno permanece en Él, y Su Palabra vive dentro de uno, la fe para permanecer hasta alcanzar la vida eterna también permanece.

Es decir, uno vence todo, porque Jesús venció incluso a la muerte al permanecer fiel al Padre.

Permanecer en Él es permanecer en la victoria. No permita que nada lo aparte de Aquel que ya venció por usted.

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