Cuando el Señor Jesús estaba por concretar Su más importante misión, esto es, ser separado del Padre, para asumir la culpa de los pecados de toda la humanidad, Él dijo a quienes fueron a prenderlo:
“…pero esta es vuestra hora y la potestad de las tinieblas” Lucas 22:53
Y de allí, Él extendió Sus manos y se dejó prender. Vemos en este pasaje dos hechos extremadamente importantes para los siervos buenos y fieles.
Primero – La iniciativa del diablo. Si el diablo no hubiese usado a sus hijos para prender y crucificar a Jesús, entonces la humanidad no podría ser salva. Si el diablo no hubiese tocado en el Señor, Jesús habría muerto de vejez o cosa parecida, y quedaríamos sin salvación. Pero el diablo terminó por colaborar con el plan de Dios, sin querer. Ése es el punto central de la tribulación de Cristo:
“Sabemos, además, que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados”. Romanos 8:28
El diablo impuso al Señor Jesús un sufrimiento limitado, o sea, apenas por algunas horas. Pero en compensación, aquellas horas de tribulación produjeron un resultado maravilloso para toda la eternidad y es lo mismo que debe suceder con los siervos buenos y fieles.
Segundo – La concreción de la voluntad de Dios. Mediante la acción del diablo, vino la reacción de parte de Dios. El Señor Jesús, como Siervo, no reaccionó ante la injusticia, por el contrario, se dejó prender y crucificar, porque Él estaba convencido de que estaba actuando de acuerdo con la voluntad del Padre.
Continuará…
Libro: El Señor y el siervo
Autor: Obispo Edir Macedo

