Él esperaba aquel momento y por eso dijo que no lo habían prendido antes porque aún no tenía la autorización del Padre, afirmando que aquella era la hora en que, finalmente, tenían permiso para concluir con sus planes.
A partir de allí es que los siervos de Dios deben entender las razones de las tribulaciones. Toda tribulación que los siervos pasen y deban pasar es para su propio beneficio. La acción de la tribulación de los siervos de Dios viene de parte del diablo, pero los beneficios que produce son de parte del Señor.
El Espíritu Santo, orientando sobre la tribulación, a través de Pablo dijo:
“Por lo cual vosotros os alegráis, aunque ahora por un poco de tiempo, si es necesario, tengáis que ser afligidos en diversas pruebas, para que, sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro (el cual, aunque perecedero, se prueba con fuego), sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo. Vosotros, que lo amáis sin haberlo visto, creyendo en él, aunque ahora no lo veáis, os alegráis con gozo inefable y glorioso, obteniendo el fin de vuestra fe, si es la salvación de vuestras almas.” 1 Pedro 1:6-9
Por breve tiempo nos entristecerá pasar por tormentos, pero nuestra fe, una vez aprobada, nos hará conquistar la salvación, y finalmente, el Señor será exaltado en nosotros.
A través de Pablo, el Espíritu Santo enseña:
“Y no sólo esto, sino que también nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia; y la paciencia, prueba; y la prueba, esperanza…” Romanos 5:3-4
A ningún siervo le gusta pasar por tribulaciones, por mayor beneficio que ésta traiga. Mientras tanto, como ya vimos, el siervo fiel no tiene razones ni derechos de gustarle o no, pues la única preocupación que debe tener es agradar a su Señor, y si para eso tiene que pasar por las tribulaciones, ¡entonces que vengan!
“…Pues esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria…” 2 Corintios 4:17
Continuará…
Libro: El Señor y el siervo
Autor: Obispo Edir Macedo

