Algunas personas creen que ofrecer ayuda es inútil, que su contribución es demasiado pequeña como para hacer una verdadera diferencia. Pero esta forma de pensar pasa por alto una gran verdad: los pequeños esfuerzos, cuando se multiplican, pueden inclinar la balanza. Cada gesto, por más modesto que sea, suma.

Es como una grieta: no apareció de la noche a la mañana, sino que se fue formando poco a poco. Así como una grieta puede comenzar con unas cuantas enredaderas y tablones colocados con cuidado, sostenidos por un solo hilo de fe, así también se construye el cambio: por personas que se unen, impulsadas por un propósito común. Los voluntarios son ese hilo. Con cada mano extendida, con cada hora ofrecida, tejen algo fuerte, algo con sentido.


Eso es lo que representa Ángeles: no solo una organización que busca a quién ayudar, sino un pilar constante en la vida de muchos. Es un lugar al que se puede regresar, un sistema de apoyo. Una comunidad construida no solo en la acción, sino también en la presencia, en la constancia y en el cuidado.

En los momentos de duda o desánimo, cuando uno siente que su esfuerzo es demasiado pequeño para importar, la Escritura nos recuerda que debemos seguir adelante. Como dice Gálatas 6:9: “No nos cansemos, pues, de hacer el bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos.”
Este versículo es tanto un aliento como una promesa. Nos recuerda que nuestras acciones —por pequeñas que sean— tienen peso. Y que el cambio no ocurre de un día para otro, sino a través del esfuerzo constante, sostenido por la esperanza y la perseverancia.

Curiosamente, muchas personas no comprenden del todo qué significa ayudar. Por definición, ayudar es hacer algo más fácil para alguien, ofreciendo nuestros servicios o recursos. Incluso puede significar simplemente servir comida o bebida. En esencia, ayudar no requiere grandes gestos, solo disposición.
Y esa disposición puede ser contagiosa. Una sola persona que decide ayudar puede iniciar una reacción en cadena. Un acto de compasión puede inspirar a otros a sumarse, creando una ola de cambio que antes parecía imposible.


Así que no nos cansemos. Sigamos colocando nuestras pequeñas tablas de bondad, tejiendo hilos de fe, sabiendo que son parte de algo más grande, algo duradero.
La Iglesia Universal realiza labores sociales y evangelística todas las semanas. Si usted reside en Los Ángeles, California acompáñenos en los servicios de fe en el 625 S Bonnie Brae St Los Angeles, CA 90057 o en la Iglesia Universal más cercana a usted.

Para alimentar más su fe o conocer los eventos de la iglesia y todo el trabajo evangelístico que se realiza, visítenos en nuestra página web: universalchurchusa.org/es
También puede informarse sobre las labores sociales y de evangelización del grupo EVG en todo el territorio estadounidense, ingresando a las siguientes plataformas: