¿Cómo cerrar las puertas al mal?
Estamos viviendo en una época donde todo está al alcance de la mano: fiestas, música, redes, y sí… también las cosas malas como las drogas o las malas influencias.
No todo eso es malo en sí. El problema está en cómo y para qué se usa. Festejar no es malo, escuchar música tampoco, y las redes sociales menos. Todo depende de la intención y el propósito con que se hace.
Hay música que inspira y motiva, pero también existe aquella que solo promueve la tristeza o el consumo de drogas, dejando a muchos atrapados en emociones negativas.
Ahí es donde viene la pregunta: ¿Qué puertas estás abriendo en tu mente y en tu corazón?
¿Te están haciendo bien o te están haciendo daño?
Por esta razón, la Biblia en esta ocasión no solo nos enseña, sino que también nos advierte así:
“¡Estén alerta! Cuídense de su gran enemigo, el diablo, porque anda al acecho como un león rugiente, buscando a quién devorar” (1 Pedro 5:8).
Aquí la Biblia nos enseña a no vivir distraídos ni confiarnos de lo malo. Quiere decir que debemos estar atentos y conscientes de lo que pasa a nuestro alrededor, tanto en lo espiritual como en lo físico.
En otras palabras, no se trata solo de evitar el mal, sino de estar despiertos ante las trampas del enemigo.
El enemigo siempre busca el momento en que bajamos la guardia para atacarnos, o mejor dicho, devorarnos. Su meta no es solo hacernos daño, sino alejarnos del bien y apartarnos del camino de la fe.
Con todo esto dicho, no hay que jugar con lo que Dios tiene preparado para nosotros. Cada día van a llegar diferentes propuestas, pero no debemos dejar que ninguna nos aparte de lo más importante: la promesa de nuestra salvación.
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