Pasos hacia la victoria

¿Qué te sostiene cuando sientes que estás solo?

Cuando pasamos por dificultades, a veces lo primero que sentimos es soledad. Y ese sentimiento se convierte en uno de nuestros peores enemigos, porque detiene nuestro crecimiento. Es en ese momento cuando el Espíritu Santo nos guía a reflexionar, encontrar consuelo y obtener claridad.

La Palabra nos enseña:

“Y de la misma manera, también el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; porque no sabemos orar como debiéramos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles” (Romanos 8:26).

Es difícil decir que el ser humano no sufre, porque todos, inevitablemente, sufrimos. El problema no es el sufrimiento en sí, sino quedarse estancado en él. La fe no avanza si seguimos atrapados en lo que nos debilita. En esos momentos, el Espíritu Santo nos lleva a reflexionar. Y es en la Biblia donde encontramos la respuesta.

¿Y si uno ya ha descubierto esta relación con el Espíritu Santo?

Buscar paz y claridad va más allá de resolver problemas. Muchas veces nos enfocamos en salir del momento difícil, pero olvidamos construir algo más profundo. Lo más importante en la vida espiritual es tener una relación con el Espíritu Santo por medio de Su Palabra. Ahí aprendemos a enfrentar las dificultades con la fuerza que nace de la reflexión.

¿Cómo puede uno recibir esta fuerza espiritual?

“Y aquel que escudriña los corazones sabe cuál es el sentir del Espíritu, porque Él intercede por los santos conforme a la voluntad de Dios” (Romanos 8:27).

La verdadera fortaleza nace cuando dejamos de insistir en tener el control y comenzamos a vivir según principios que nos hacen crecer.

“Escudriñar” significa examinar con atención para descubrir lo que hace falta. Este versículo nos invita a reflexionar si realmente tenemos una relación con Dios.

¿Qué es el verdadero amor?

“Y sabemos que para los que aman a Dios, todas las cosas cooperan para bien, esto es, para los que son llamados conforme a su propósito” (Romanos 8:28).

El amor verdadero no se basa en sentimientos, sino en hacer lo justo. Jesús lo demostró con Su sacrificio. De hecho, nuestra relación con Dios crece cuando obedecemos y seguimos Sus enseñanzas.

¿Qué significa ser uno de los llamados?

Ser llamado significa aceptar el propósito de Dios y seguir Sus enseñanzas por amor y obediencia. El amor se demuestra con sacrificios. Cuanto más obedecemos, más bendiciones recibimos.

Volvemos a la pregunta: ¿Qué nos sostiene?

La respuesta somos nosotros mismos. En los momentos difíciles, levantamos barreras emocionales, pero la fe se demuestra cuando dejamos nuestras ideas y seguimos la guía de Dios. Así es como llegan las bendiciones.

A veces, recibir lo mejor requiere también dar lo mejor de uno mismo.

¿Está usted dispuesto a hacerlo?

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