¿Será que saber demasiado puede ser malo para nosotros?
Hoy en día se escucha la frase: “el saber es poder”. Pero con el tiempo descubrimos que saber demasiado a veces nos hace más daño que bien. Por ejemplo, existe algo llamado parálisis por decisión: cuando tenemos tanta información que nos quedamos en neutro.

Quien sufre parálisis por decisión sobreanaliza todo lo que podría pasar y termina sin tomar ninguna decisión. Tomar decisiones es importante, porque demuestra confianza y nos ayuda a cumplir metas.


Saber demasiado también puede afectar nuestras relaciones y la manera en que confiamos. Esto ocurre porque escuchamos más lo que otros dicen que a la persona con la que estamos.
Esto no es algo nuevo; incluso en tiempos de Jesús ocurría algo parecido.

En la Biblia, Jesús habló de lo mismo cuando se refirió a los fariseos de esta manera:
“Entonces habló Jesús a la multitud y a sus discípulos, diciéndoles: ‘Los escribas y los fariseos están sentados en la cátedra de Moisés. Así que, todo lo que les digan háganlo y guárdenlo; pero no hagan según sus obras, porque ellos dicen y no hacen” (Mateo 23:1-3).


Aquí Jesús explica que los fariseos no practicaban lo que aprendían. Aunque sabían mucho, seguían tradiciones y no vivían por fe. Las tradiciones y la fe son cosas distintas. En Semana Santa, muchos participan y creen que por cambiar su comida o asistir a un servicio especial Dios los va a honrar. Pero la fe debe vivirse, no solo practicarse en tradiciones.

Es por eso que el apóstol Santiago, inspirado por Dios, nos enseñó:
“No solo escuchen la palabra de Dios; tienen que ponerla en práctica. De lo contrario, solamente se engañan a sí mismos” (Santiago 1:22).


Esta enseñanza nos recuerda que escuchar la Biblia es importante, pero no suficiente. Se puede ir a la iglesia y leer la Biblia, pero sin fe no hay transformación. Oír sin actuar da conocimiento, pero no cambio.
La fe bíblica es activa, no pasiva. Lo que dice la Biblia debe vivirse con acciones como obedecer, perdonar, amar y ayudar. Pero estas acciones deben hacerse con fe. Este versículo nos invita a ser coherentes entre lo que creemos y lo que hacemos.

La coherencia y las decisiones son parte de la fe. Muchas veces uno estará en situaciones donde no sabe qué hacer, pero es ahí donde lo humano termina y comienza la fe. Aunque las cosas parezcan no tener sentido, Dios le ayudará y podrá tomar la decisión correcta.
Con todo esto dicho, acérquese más a Dios y no se preocupe por saberlo todo. Dios siempre le dará lo necesario y el equilibrio que necesita en su vida.


Cada semana, el Youth Power Group (YPG) realiza conexiones donde se hablan de temas como este. Durante este tiempo, los jóvenes pueden hacer preguntas, tomar notas y, sobre todo, aprender lo necesario para tomar las decisiones importantes que deben hacer en la vidaEl YPG brinda apoyo y le gusta ayudar a los jóvenes en todo lo necesario para que sean vencedores en la vida y, principalmente, en lo espiritual.

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