¿Será que, cuando uno está prosperando, mira a los demás como menos?
De una manera u otra, todos tenemos algún tipo de victoria.
Tal vez uno pasó un examen, otro consiguió un trabajo, fue aceptado en una escuela o comenzó una relación que dio fruto — pudo haber sido cualquier tipo de victoria.
Ya sea por fe natural o sobrenatural, para obtener esa victoria a uno le costó. Es más, en esos momentos uno incluso se sintió solo, como si nadie pudiera ayudarle.
Pero la realidad es que uno no estuvo solo, porque si fuera por uno mismo —aunque tuviera una gran ambición— fallaría antes de lograrlo.
Tal vez uno se pregunta: ¿Por qué es así?
El ser humano es así: nos rendimos muy rápido.
De ahí nace la necesidad de tener grandes ejemplos que nos alimenten con una fe sobrenatural, la cual nos ayuda a ir más allá de nuestra propia capacidad.
Por eso la Biblia nos enseña:
“Los fuertes en la fe debemos apoyar a los débiles…” (Romanos 15:1).
Los fuertes son aquellos que no solo tienen testimonio, sino que han avanzado en la fe espiritual, la cual es sobrenatural.
Aquí no se está diciendo que el fuerte deba juzgar al débil, sino apoyarlo y ayudarlo a través de la estabilidad espiritual que ha encontrado en la fe.
“EN LA FE DEBEMOS”
Estas cuatro palabras nos indican que un deber es una obligación, o mejor dicho, una tarea que viene directamente de Dios. Es algo que debemos practicar constantemente, todos los días.
Tal vez uno hasta diga: “Pero mi testimonio no es muy grande.”
Sin embargo, no se trata de la magnitud, sino de transmitir fe a quienes están perdidos y no tienen esperanza de superar sus dificultades.
Con todo esto dicho, ser fuerte significa ser fuerte para Dios y para aquellos que aún no han tenido su victoria en Cristo Jesús.
Cuando Dios nos da algo, ya sea grande o pequeño, es para que hablemos de la relación que tenemos con Él y de Su Palabra (la Biblia).
Por eso, cada semana el proyecto Ángeles de la Noche sale a alimentar a las personas con fe y esperanza que vienen de la Palabra de Dios. Durante estas conexiones se entregan comida, agua, ropa, paquetes de higiene y, sobre todo, una palabra de fe. Todos los presentes reciben una gran bendición.
Si no ha tenido una victoria, no se preocupe; su victoria va a llegar muy pronto.
Solo permita que la Palabra de Dios le guíe para que vaya más allá de la capacidad humana.
Si vive en Los Ángeles y desea que visitemos a alguien, o quiere participar de esta fe, acompáñenos en los servicios en 625 S Bonnie Brae St, Los Ángeles, CA 90057, o en la Iglesia Universal más cercana.
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