¿Será que uno tiene el tipo de compromiso con el Señor que fortalece a la familia?
Todos los errores tienen sus consecuencias, y cuando nos equivocamos, debemos enfrentarlas. Muchos piensan que, cuando cometen un pecado o hacen el mal, basta con pedirle perdón a Dios y todo será perdonado. Pero si uno actúa mal, ya sea moral o espiritualmente, debe enfrentar las consecuencias de sus acciones. El Señor perdona porque así lo ha prometido, pero eso no significa que uno quede libre de culpa por el delito espiritual o moral cometido. Por ejemplo, si una pareja casada no se considera mutuamente, desafortunadamente uno de ellos fallará en esa relación, porque no están valorando el compromiso que tienen. Es decir, no respetan su relación.

La Palabra nos enseña sobre este tema así: “Y los hijos de Noé que salieron del arca fueron Sem, Cam y Jafet; y Cam fue el padre de Canaán. Estos tres fueron los hijos de Noé, y de ellos se pobló toda la tierra. Entonces Noé comenzó a labrar la tierra, y plantó una viña. Y bebió el vino y se embriagó, y se desnudó en medio de su tienda” (Génesis 9:18-21).

En ese momento, Noé y su familia habían salido del arca después de enfrentar el diluvio. Noé plantó una viña y de ahí comenzó a beber. Es en ese punto donde vemos cómo Noé empieza a caer en el mal, y ese error trae consecuencias que afectan a su familia. No se está diciendo que beber sea algo malo, pero lo que sí fue incorrecto fue la acción de embriagarse, o en otras palabras, emborracharse.


Cuando uno hace el mal, lo primero que se ve afectado es siempre la familia. El pecado que cometió Noé fue un pecado moral, no espiritual. Sin embargo, ambos tienen consecuencias. Al emborracharse, Noé se desnudó. Si reflexionamos sobre esta acción, nos damos cuenta de que, cuando uno se embriaga, pierde la conciencia y, de muchas maneras, empieza a actuar como un animal sin sentido, que es lo que sucedió con Noé.

Sigue: “Y Cam, padre de Canaán, vio la desnudez de su padre, y se lo contó a sus dos hermanos que estaban afuera. Entonces Sem y Jafet tomaron un manto, lo pusieron sobre sus hombros, y caminando hacia atrás cubrieron la desnudez de su padre; y sus rostros estaban vueltos, y no vieron la desnudez de su padre” (Génesis 9: 22-23).
Ahora se repite: El pecado de Noé al embriagarse fue un pecado moral, no espiritual, pero aun así provocó una ruptura en la autoridad dentro de su familia. Cuando la cabeza del hogar cae, también se desmorona el equilibrio espiritual y moral del hogar. Noé, siendo el líder, perdió el dominio propio y con ello quebró no solo su comunión con Dios, sino también la honra que debía a su familia. Cam, su hijo, al verlo en esa condición, actuó con falta de respeto. En la cultura judía, la tienda era un lugar sagrado, íntimo y de respeto. Entrar sin permiso no solo fue una falta de educación, sino una transgresión que reflejó la pérdida de valores que debían conservarse.

A veces un padre puede fallar en alguna área, pero eso no es excusa para que un hijo también falle. Uno siempre debe mantener el respeto entre padre e hijo, aunque haya errores. Lo mismo sucede en el matrimonio: aunque uno falle, eso no justifica que el otro también lo haga. Uno debe honrar la comunión y el compromiso que tiene en la relación. Porque todo error tiene su consecuencia.


A veces un padre puede fallar en alguna área, pero eso no es excusa para que un hijo también falle. Uno siempre debe mantener el respeto entre padre e hijo, aunque haya errores. Lo mismo sucede en el matrimonio: aunque uno falle, eso no justifica que el otro también lo haga. Uno debe honrar la comunión y el compromiso que tiene en la relación. Porque todo error tiene su consecuencia.

Reflexione: ¿Cómo ha tratado a su marido, esposa, hijos y a sus padres?
Uno debe estar bien con Dios para que haya prosperidad y paz en la familia. Cuando se está en comunión con el Espíritu Santo, uno puede fortalecer a su familia por medio de la fe, porque tiene temor y respeto por su relación con Dios. Ese temor lo lleva a ser considerado con su familia, sea cual sea su posición dentro de ella.
La Palabra continua:
“Cuando Noé despertó de su embriaguez, y supo lo que su hijo menor le había hecho, dijo:
Maldito sea Canaán;
siervo de siervos
será para sus hermanos.
Dijo también:
Bendito sea el Señor,
el Dios de Sem;
y sea Canaán su siervo.
Engrandezca Dios a Jafet,
y habite en las tiendas de Sem;
y sea Canaán su siervo” (Génesis 9: 24-27).


En otras versiones de este versículo se utiliza la palabra ‘esclavo’. Un esclavo es una persona que está bajo el control absoluto de otra, sin libertad para decidir sobre su propia vida. Esta imagen nos invita a pensar en las consecuencias de nuestras acciones. Sem y Jafet fueron bendecidos porque supieron mantenerse fieles, no solo a las normas culturales, sino también al respeto hacia su padre Noé. En cambio, Canaán fue maldecido debido a las acciones de su padre, resultado de su desobediencia. ste versículo nos muestra la bendición que conlleva la obediencia. No obedecer ni respetar a Dios y a la familia trae consecuencias que, en algunos casos, pueden ser irreversibles.
¿Qué implica espiritualmente ser esclavo de esclavos?

Mentalidad, prosperidad y pobreza en la fe.
Por ejemplo, si una persona está buscando trabajo, pero se conforma con ser el asistente del asistente, ¿será posible que haya verdadera prosperidad en eso? No es lo mismo cuando uno asume su posición y decide liderar, porque el liderazgo, cuando está alineado con Dios, siempre trae crecimiento. En otras palabras, uno debe seguir lo que Dios manda y no dejarse influenciar por lo que sucede a su alrededor. Cam sabía la diferencia entre el bien y el mal, pero se dejó llevar por las malas decisiones de su padre, y por eso su hijo Canaán fue maldecido. Sem y Jafet respetaron la privacidad de su padre Noé y permanecieron obedientes a la Palabra; por eso fueron bendecidos.

Con todo esto dicho, no podemos permitir que lo que nos rodea nos afecte. Necesitamos siempre poner a Dios en primer lugar, para tener temor reverente y honrar los compromisos en las relaciones que tenemos. Así como Sem y Jafet, que nosotros también seamos bendecidos en nuestro caminar de fe, junto a nuestra familia.