Cuando Isabel Soto era niña se sentía triste todo el tiempo, su hogar estaba desbalanceado debido al vicio por el alcohol que enfrentaba su padre, quien cuando perdía el control reaccionaba maltratando física y verbalmente a su madre. Ella presencia y absorbía todo aquel tornado de violencia.
Isabel Soto se fue de casa tan pronto como tuvo la oportunidad, en cierta medida, cansada de tener que soportar tantos maltratos, ella sentía que debía buscar apoyo en otras personas puesto que no contaba con una familia verdadera. Conoció a una persona a quien tomó como pareja de una manera precipitada, quizás en sus ansias por construir su propio, con la certeza de que no repetiría la experiencia que vivían sus padres.
Pero amarga fue su sorpresa al darse cuenta que su pareja sufría de los mismos problemas que su padre, y no podía romper las cadenas del alcoholismo del cual era prisionero. Los golpes y maltratos que recibía Isabel le habían arrebatado su autoestima.
Un día en la televisión se topó con el canal de la Iglesia Universal y terminó con la creencia de que tanto sufrimiento era algo normal. Comenzó a asistir a la Iglesia Universal y a través de su participación recibió la medición de dios y del Espíritu Santo quien la ayudó a reconstruir su hogar y tener una familia feliz y sonriente.
Testimonio Isabel Soto.