Tener determinación

Antes de leer este artículo, por favor reflexione sobre esta pregunta: ¿Será que su fe tiene determinación?

Cuando uno viene a la iglesia y recibe una oración para ser liberado del mal, esa es la parte de Dios; y uno es liberado. Pero, si al momento de salir uno vuelve a sentir aquella desesperación, es porque, aunque fue liberado, su fe no tenía (o no tiene) determinación.

¿Pero qué es la determinación?

La determinación es la fuerza interna que nos permite mantenernos firmes y enfocados en cualquier momento. Implica persistencia, convicción y valentía ante cualquier dificultad. Una fe con determinación es aquella que se entrega completamente a Él, y no a las dudas, emociones o circunstancias.

Pero ahí está el detalle: debe haber entrega para que la luz del Señor permanezca en uno. Desafortunadamente, muchos solo buscan una solución rápida a su problema, pero no son determinados en su fe. En otras palabras, no desean enfocarse en lo eterno, sino que buscan respuestas momentáneas. Es como quien sufre el mismo dolor todos los días y se toma la misma medicina, sabiendo que lo correcto sería ir al doctor para recibir un tratamiento que lo sane por completo.

La Palabra dice así: “Cuando Jesús vio que se agolpaba una multitud, reprendió al espíritu inmundo, diciéndole: Espíritu mudo y sordo, yo te ordeno: sal de él y no vuelvas a entrar en él” (Marcos 9:25).

Muchos, en este momento, tienen una alianza con el mal y no tienen la determinación de cortarla. Cuando el Señor Jesús caminó en esta tierra, reprendía todo lo malo con una determinación tan inmensa que le daba orden al mal de no regresar jamás. Estaba completamente entregado a lo de Dios, porque tenía una alianza con Él.

Renunciar al mal es entregarse al Señor para formar una verdadera alianza con Él. Pero para renunciar, debe haber determinación en la fe y una entrega genuina.

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