¿Cuál es la base para fomentar la unidad y la comunicación en la familia?
Tal vez hoy en día no lo practicamos, o mejor dicho, se están perdiendo aquellas cosas simples que solían unir a la familia.
Aproximadamente 150 horas y 30 minutos al mes es el promedio que un adulto pasa en el teléfono. Los niños, por su parte, pasan alrededor de 221 horas mensuales.
Un mes tiene entre 672 y 720 horas, y eso sin contar el tiempo dedicado al trabajo (173 horas) o a la escuela (140 horas mensuales, en promedio).
El punto es que muchas veces, sin darnos cuenta, dedicamos más tiempo a lo laboral o a distracciones como redes sociales y juegos, que a compartir tiempo real con la familia.

El mes puede parecer largo, pero ¿cuántas veces hemos dicho: “ni sentí el mes que pasó”? Esa frase nos revela que para lograr unidad y comunicación familiar, se necesita una base sólida y una meta clara.


La Palabra nos enseña:
“¡Cuán bueno y cuán agradable es que los hermanos convivan en armonía!” (Salmos 133:1).
Convivir en armonía es una de las cosas que más agradan a Dios, pero para que haya armonía deben existir ciertos pilares: comunicación abierta, respeto mutuo, reglas de responsabilidad, gratitud, resolución pacífica de conflictos, tiempo compartido… y sobre todo, estar unidos en la fe.

Pero aquí surge la pregunta:
¿Cómo puede haber una fe mutua si no hacemos tiempo para comunicarnos?
Uno de los momentos más sagrados en familia es cuando se come juntos. No se trata solo de alimento físico, sino de alimento para el alma.


La Palabra lo dice así:
“Adoraban juntos en el templo cada día, se reunían en casas para la Cena del Señor y compartían sus comidas con gran gozo y generosidad” (Hechos 2:46).
Cuando la familia se sienta junta a la mesa, se abren espacios para compartir historias, valores, y la fe.

Sabemos que el teléfono es una herramienta útil, incluso necesaria en muchos trabajos, pero durante la cena es mejor aprender a ponerlo a un lado.
Reducir el tiempo lejos de los nuestros y fortalecer la unidad con amor y fe es una acción que agrada al Señor.
Por eso el TPG realiza eventos como “Teens en Familia”, para que cada familia aprenda la importancia de comer juntos, fortalecerse espiritualmente y disfrutar actividades que los unan. Padres e hijos comparten juegos, competiciones sanas, oraciones



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