La biblia dice: “Además, el Espíritu Santo nos ayuda en nuestra debilidad. Por ejemplo, nosotros no sabemos qué quiere Dios que le pidamos en oración, pero el Espíritu Santo ora por nosotros con gemidos que no pueden expresarse con palabras. Y el Padre, quien conoce cada corazón, sabe lo que el Espíritu dice, porque el Espíritu intercede por nosotros, los creyentes, en armonía con la voluntad de Dios. Y sabemos que Dios hace que todas las cosas cooperen para el bien de quienes lo aman y son llamados según el propósito que él tiene para ellos”. Romanos 8:26-28.
Solo pueden amar a Dios, aquellos que fueron amados por Él primero. Cuál es la razón de definirlo de esta manera, refiriéndonos espiritualmente y bíblicamente todos aquellos que han escuchado la Palabra de Dios y se dan cuenta que la obra que el Señor Jesús realizó en la cruz, fue morir por nuestros pecados para pagar el precio y la deuda que ningún ser humano tiene la condición de pagar, que es la deuda por los pecados. El Señor Jesús ha sido el único que estuvo en la tierra como naturaleza Divina, humana y sin haber cometido ningún pecado. Cuando hay conocimiento de lo que el Señor Jesús hizo la persona se da en cuerpo, alma y espíritu, eso provoca recibir el mayor regalo que Dios nos puede dar que es el Espíritu Santo y esa es la mayor demostración de amor de Él para nosotros.
Los apóstoles y los santos que existieron antes y después del Señor Jesús, todos ellos han cometido pecado, incluso María la madre del señor Jesús, eso muestra que Él fue el único que no cometió pecado. A causa del sacrificio que realizó por la humanidad hay salvación en Él. Esto conlleva a que cuando hablamos con Dios lo hacemos en el nombre del Señor Jesús y en comunión con el Espíritu Santo.
Quien hoy intercede por nosotros es el Espíritu Santo. Él nos orienta, nos guía, nos sostiene, nos fortalece, nos da la garantía de las promesas de Dios, ya que en la medida que las perseguimos tomamos posesión de ellas y lo más primordial nos da la garantía de la salvación. El Espíritu Santo es tan primordial en nuestra vida, que sin Él no conseguiríamos soportar ciertos enfrentamientos.
Es necesario aclarar que el hecho de tener el Espíritu Santo no significa que no enfrentaremos situaciones críticas, adversas y desafiantes. Somos seres humanos y pecadores, por causa de eso enfrentaremos tales situaciones. Pero, todos aquellos que son de Dios, todas las cosas que acontecen como dice Su Palabra cooperan para el bien. Ninguno sabe lo que enfrentará más adelante y solo el Espíritu Santo es el único que nos puede sostener.
Algo que puede acontecer aun teniendo el Espíritu Santo, en el momento de estar enfrentando las situaciones críticas es que van a venir a nuestros pensamientos, preguntas cómo: ¿en qué me equivoque?, ¿estoy pecando?, ¿fallé en algo?… Pensamientos y preguntas que el diablo va a lanzar para que eso cause desanimo y se comience a murmurar, a dudar, haya desconfianza, etc. Porque lo peor no es lo que está pasando a nuestro alrededor o lo que este aconteciendo en el cuerpo en el momento de enfrentar una enfermedad, es todo lo que el diablo va a querer bombardear en la mente. Pero, por causa de tener el Espíritu Santo, Él intercede para que no seamos vencidos en las debilidades.
Si usted aún no ha recibido el Espíritu Santo, luche hasta recibirlo, porque Él es el único que le puede dar fuerzas en el momento que usted pase por el proceso. En ese proceso que usted pasará siempre hay un propósito para que la voluntad de Dios se cumpla y la voluntad de Él es perfecta, agradable y todo coopera para bien, no interesa lo que se encuentre pasando. El problema, la situación, el desierto que se le depare provocará que usted busque más estar en contacto, en comunión con el Espíritu Santo, Él le dará la fortaleza que necesita y recuerde que todo lo que pase será para que el nombre de Jesús sea glorificado y usted sea testimonio de Sus grandezas.
Dios los bendiga.