La primera voz:
El apóstol Juan vuelve sus ojos para los acontecimientos en la tierra. Y entonces él ve primero a un grupo de seis ángeles, volando por medio del cielo. Ellos anuncian y ejecutan los juicios de Dios durante la Gran Tribulación. Pero eso acontece bajo otra perspectiva, es decir, bajo la perspectiva de la predicación del Evangelio, pues los ciento cuarenta y cuatro mil sellados ya fueron arrebatados, entonces, los ángeles intocables por el anticristo, predicarán el Evangelio.
El Señor Jesús dijo: «Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria, y todos los santos ángeles con él, entonces se sentará en su trono de gloria, y serán reunidas delante de él todas las naciones; y apartará los unos de los otros, como aparta el pastor las ovejas de los cabritos» (Mateo 25:31-32).
La verdad es quien podrá dar cualquier disculpa de no haber tenido la oportunidad de oír la Palabra de salvación.
La segunda voz:
«Otro ángel le siguió, diciendo: Ha caído, ha caído Babilonia, la gran ciudad, porque ha hecho beber a todas las naciones del vino del furor de su fornicación» (Apocalipsis 14:8).
La Babilonia es la mayor prostituta de todos los tiempos, y a causa de sus engaños religiosos, billones de seres humanos van a vivir la eternidad atormentadas con fuego y azufre. Este ángel completa el mensaje del primer, al anunciar el resultado de la victoria alcanzada por el Señor Jesucristo en el Calvario.
Esta comunicación de queda de la Babilonia es una revelación anticipada de aquello que comienza a cumplirse, y en los capítulos diecisiete y dieciocho nosotros entramos en los mayores detalles, no solo sobre su queda, sino también sobre la identidad de ella.
Continuará…
Si le interesa lea también: El cordero y los ciento cuarenta y cuatro mil en el monte de Sion (parte 2)
Libro: Estudio del Apocalipsis Vol 1
Autor: Obispo Edir Macedo