-Cuando me separé de mi primera pareja, ella me maldijo diciéndome que “nunca sería feliz en mi vida sentimental”, no le tomé importancia y no creí en sus palabras. Con el paso del tiempo terminé hundido en el vicio del alcohol. Intentando cambiar de vida emigré a los Estados Unidos,
–Ahora en los Estados Unidos, volví a formar otra familia, pero siempre era lo mismo, no lograba ser feliz. El tiempo pasó y con mi segunda pareja volvió a pasar lo mismo porque también mi relación terminó muy mal, ya que ella también terminó maldiciéndome.
–Después conocí a mi actual esposa y en un principio todo marchaba bien, ella siempre me trataba muy bien, pero yo tenía muy mal carácter y la agredía verbalmente, quería cambiar, pero no tenía las fuerzas para hacerlo. Después todo se complicó́ porque quien fue mi segunda pareja, comenzó a dejar cosas de brujería en mi casa.
–Después ya no tan solo era el vicio del alcohol, sino también comencé a estar enfermo, tenía diabetes, artritis y padecía del colesterol.
–Con los problemas sentimentales que venía arrastrando y mis problemas emocionales, llegó el día en que sentí que no iba a soportar más y visité un lugar de brujería.
–Ahí me realizaron varias limpias, pero no funcionó y otro vicio se acumuló́ en vida y era el vicio de los juegos de azar. A partir de ahí constantemente estaba en el casino y vivía endeudado. Eso me llevó a caer en una profunda depresión, con respeto a mi vida sentimentalmente todo iba peor, incluso hasta le fui infiel a mi esposa en varias ocasiones, lo cual nos llevó a pensar en la separación.
–En esa situación me encontraba cuando conocí de la Universal y comencé a luchar por un cambio de vida, al estar participando de los servicios de fe, Dios me liberó de la depresión, de los vicios y me sanó. Abrí mi corazón para Dios y Él fue cambiando mi carácter, mi esposa al ver el cambio tomó la decisión de acompañarme y juntos comenzamos a luchar por un cambio en nuestra relación.
–Hoy gracias a Dios toda la maldición ha sido cortada y me encuentro felizmente casado lado de mi esposa.
Testimonio Armando Ordoñez.