Deseo nunca huber tomado esa mala decisión que marcó mi vida

-Todo comenzó por una mala decisión que tomé, mi esposa y yo apenas habíamos conocido el trabajo de la Iglesia Universal pero no estábamos firmes y deseo nunca huber tomado esa mala decisión que marcó mi vida. Ahora entiendo que todos los problemas son provocados cuando no tenemos a Dios como nuestra base principal de todas las decisiones.

En ese entonces, me ofrecieron un trabajo para ser el gerente de un ‘Smoke Shop’ me iban a pagar muy bien y, por eso, acepté el trabajo, pero fue la peor decisión que puede haber tomado toda mi vida. Eso provocó que me hundiera en el mundo de las drogas.

–Empecé a fumar marijuana y la vendía, alucinógenos, y otras drogas dentro del estado de Florida, como en otros estados. También me involucré en el mundo de la brujería, pensando que con eso iba a lograr alcanzar todos mis sueños, incluso hasta me inventé un refrán: ‘Tienes que pecar para poder ganar’.

–El tiempo pasó y empecé a involucrarme cada vez más en este mundo y a descuidar de mi esposa, este fue el momento donde me enteré que mi esposa estaba hablando con un compañero de su trabajo, pero en vez de enfrentarla, me torné más frío hacía ella.

En ese momento ya no me importaba nada y empecé a hundirme más, hasta abrir un negocio de pornografía. Aún haciendo y teniendo todos esos negocios, no era feliz, a causa de eso, fui capaz de ofrecerle mi alma al diablo para poder obtener lo que en ese momento quería.

–Todo cambió en el momento que escuché la decisión que mi esposa de separarse, comprendí que tenía que regresar a los brazos de Dios, no quería perder a mi esposa y tomé la decisión de regresar a la Iglesia Universal.

–Perseverando en los servicios, aprendí a manifestar mi fe y a poner a Dios en primer lugar. Luego escuché sobre el Espíritu Santo y fue en ese momento donde entendí que era la Presencia de Dios que necesitaba en mi vida para poder vencer la tentación de regresar a esa clase de vida.

–A partir de ese momento fue como mi vida dio otro giro y cuando empezó a marchar de la manera que siempre soñé que fuera. En ese momento hablé con mi esposa y le dije que quería volver con ella para poder servir a Dios con nuestra propia vida. Ahora existe amor, unión en nuestro hogar, aprendimos a colocar a Dios en primer lugar.

Testimonio Christopher y Gabriela.

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