Lea este artículo con gran atención porque necesita entender que, aunque enfrentemos dificultades, luchas y sufrimiento, podemos vencer basándonos en lo que está escrito en la Palabra. La mayoría de los problemas que enfrentamos son imposiciones malignas. De igual manera, el Señor Jesús tuvo que enfrentar estas imposiciones cuando caminó en la tierra.
La Palabra nos enseña así, “Entonces Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto para ser tentado por el diablo (Mateo 4:1).”
¿Por qué el Espíritu Santo actuó de esta manera con Jesús?
Porque la fe verdadera tiene que ser probada. La fe que es aprobada por Dios, la que provoca el milagro y la que vence al diablo, es la fe probada. El mundo en el que vivimos es un verdadero desierto porque está dominado por el diablo, y es por esto que hay tristeza, sufrimiento y dolor. De la misma forma que pasó Jesús, tendremos que pasar nosotros, y eso es la prueba. Mientras estemos pasando por esta prueba, tenemos que recordar que a través de Su Palabra venceremos.
La Palabra sigue así, “Y después de haber ayunado cuarenta días y cuarenta noches, entonces tuvo hambre (Mateo 4:2).” Cuando uno está en ayuno, significa que está centrado y concentrado en el Señor Jesús.
Las Sagradas Escrituras continua, “Y acercándose el tentador, le dijo: Si eres Hijo de Dios… (Mateo 4:3).” Según la Palabra, satanás siempre tratara de implementar dudas dentro de nosotros. La imposición de duda se ve cuando satanás le pregunta al Señor Jesús si era Hijo de Dios, porque satanás ya sabía la respuesta.
Uno es solo vencido cuando se deja dominar por los problemas y las dudas. Debido a esto, uno tiene que entender que la duda no es apenas una emoción, es un espíritu. Es más, el miedo, desesperación, ansiedad, depresión y las enfermedades son espíritus que son provocados en el cuerpo para que uno dude y no tenga comunión con Él.
La Palabra de Dios nos enseña a confrontar, “…Di que estas piedras se conviertan en pan. Pero Él respondiendo, dijo: Escrito está: «No solo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios»” (Mateo 4:3-4). En otras palabras, cuando nosotros vivimos en la dependencia de Dios, de Su Palabra y Promesas, entendemos que a través de la fe tomaremos posesión de lo que está prometido. No es lo que nosotros queremos o necesitamos, es lo que está prometido.
¿Por qué Satanás le dijo, transforma las piedras en panes?
Porque quería que el Señor Jesús saliera de la dependencia de Dios y usara Su Poder. Pero el Señor Jesús entendía que Él vino a este mundo para estar en la dependencia de Dios y enseñar a vivir en Él, la fe en Su Palabra. Es por esta razón que cuando Jesús fue tentado por Satanás, Él le contestó, “Escrito está,” porque con la Palabra vencemos.
La Palabra de Dios sigue: “Entonces el diablo le llevó a la ciudad santa, y le puso sobre el pináculo del templo, y le dijo: Si eres Hijo de Dios, lánzate abajo, pues escrito está: «A sus ángeles te encomendará», y: «En las manos te llevarán, no sea que tu pie tropiece en piedra»” (Mateo 4:5-6). Según la Palabra, vemos que Satanás tiene un entendimiento de las Sagradas Escrituras y el poder que tienen. Satanás usó la Palabra para que fuera utilizada de manera contraria y uno fuera afectado, así como hizo con Jesús.
Pero el Señor Jesús le respondió: “…También está escrito: «No tentarás al Señor tu Dios»” (Mateo 4:7). La Palabra de Dios jamás se debe usar para traer fracaso. Es más, la Palabra de Dios no provoca fracaso, derrota, sufrimiento o dolor. La Palabra de Dios solo produce victoria.
Cuando hemos escuchado de alguien que vive por la voluntad de Dios que esté sufriendo, ¿dónde está escrito? Cuando usted escucha de alguien que dice que es la voluntad de Dios que usted esté sufriendo, ¿de dónde está escrito?
Cuando usted escucha de alguien, o de una iglesia o religión, que uno tiene que llevar la cruz, en otras palabras, que uno tiene que vivir una vida de miseria, de pobreza, de sufrimiento o de dolor, eso no está escrito. La cruz no tiene nada que ver con dolor. La cruz tiene que ver con la persecución que nosotros sufrimos a causa de la fe en Jesús: el desprecio, el abandono y el rechazo. Pero cuando nos pasa eso a causa de la Palabra, el Espíritu Santo nos consuela; Él nos da fuerza para que permanezcamos firmes y venzamos la situación.
La Palabra de Dios sigue así: “Otra vez el diablo le llevó a un monte muy alto, y le mostró todos los reinos del mundo y la gloria de ellos, y le dijo: Todo esto te daré, si postrándote me adoras” (Mateo 4:8-9). Cuando Adán y Eva pecaron, la autoridad que ellos tenían sobre el mundo se la entregaron a Satanás, y él es el príncipe de este mundo. La gente que vive en este mundo, siguiendo las ideas de este mundo, está bajo el dominio de Satanás. Es por esto que la mayoría de las personas viven en sufrimiento, porque viven bajo el dominio de Satanás y no por lo que está prometido.
En conclusión, la Palabra de Dios dice así: “Entonces Jesús le dijo: ¡Vete, Satanás! Porque escrito está: «Al Señor tu Dios adorarás, y solo a Él servirás»” (Mateo 4:10). Cuando tenemos una relación con Dios, vivir en adoración y obediencia no es apenas participar de un servicio y cantar alabanzas. Adorar es vivir sometido a la voluntad y obediencia a Dios.