Notamos, desde la creación de Adán y Eva, que el mal siempre busca maneras de estar junto al bien. Fue así en el pasado y será así hasta el regreso del Señor Jesús. Un ejemplo de eso es la parábola del trigo y la cizaña, en la que Satanás, para infiltrarse en la Obra de Dios, finge ser un siervo del Altísimo, logrando, así, engañar a muchos. Vea:
Jesús les refirió otra parábola, diciendo: El Reino de los Cielos puede compararse a un hombre que sembró buena semilla en su campo. Pero mientras los hombres dormían, vino su enemigo y sembró cizaña entre el trigo, y se fue. Cuando el trigo brotó y pro- dujo grano, entonces apareció también la cizaña. Y los siervos del dueño fueron y le dijeron: «Señor, ¿no sembraste buena semilla en tu campo? ¿Cómo, pues, tiene cizaña?». Él les dijo: «Un enemigo ha hecho esto». Y los siervos le dijeron: «¿Quieres, pues, que vayamos y la recojamos?». Pero él dijo: «No, no sea que, al recoger la cizaña, arranquéis el trigo junto con ella. Dejad que ambos crezcan juntos hasta la siega; y al tiempo de la siega diré a los segadores: “Recoged primero la cizaña y atadla en manojos para quemarla, pero el trigo recogedlo en mi granero”».
Mateo 13:24-30
Note que el diablo es audaz en la batalla contra Dios. Al mismo tiempo en el que el Altísimo, incansablemente, siembra Su Palabra para tener Su cosecha de salvos, Satanás, también de forma obstinada, siembra palabras distorsionadas y mentirosas que suscitan duda y muerte.
Satanás hace ese “trabajo paralelo” al de Dios porque quiere mezclar su podredumbre a lo que es puro, con el fin de devastar la cosecha Divina. Para eso, aprovecha brechas para lanzar sus semillas malignas dentro del campo donde el propio Dios está trabajando.
En la parábola, Dios es el Dueño del campo, que representa el mundo, la Iglesia y cada persona que, de alguna manera, está recibiendo el Evangelio para su conversión y edificación espiritual. El trigo son los verdaderos convertidos que el propio Señor ha sembrado para Su gloria. Por otro lado, la cizaña son los falsos convertidos que se infiltran en medio de los hijos de Dios con el propósito de influenciarlos para el mal.
¿Y cómo logra la cizaña realizar su intento? Con la somnolencia espiritual de los cooperadores de Dios. Vea que el Dueño del campo, el Todopoderoso, no duerme, pero los siervos que Él constituye para cuidar a Su Rebaño, muchas veces, se relajan espiritualmente, facilitando, así, el trabajo del diablo. Es por eso que encontramos cizaña donde menos esperamos y, normalmente, en una cantidad avasalladora.
Vale resaltar que cuanto más los siervos sean negligentes y acomodados, más el trabajo del diablo, hecho silenciosamente, para no llamar la atención, será facilitado.
Por faltar poco tiempo para el regreso del Señor Jesucristo, el trabajo de los siervos (siembra) necesita ser intensificado. Sin embargo, en ningún momento, eso puede significar precipitación o descuido con la Obra de Dios, mucho menos falta de discernimiento o ingenuidad, pues el mal se aprovecha de esas fallas para sembrar cizañas y causar daños a la mies.
Por eso, está la alerta a los pastores, a los hombres que fueron constituidos por Dios para ser los guardadores de Su Rebaño: no sean lentos en esta misión, no permitan que el pecado se esparza como algo común en medio del pueblo y no dejen que la tibieza espiritual tome posesión de las personas, porque esas son algunas condiciones que propician la multiplicación de la cizaña en medio del trigo.
Es necesario entender que dormirse espiritualmente en la Obra de Dios permite que surjan cizañas que van a causar escándalos a los nuevos en la fe y a los incrédulos, porque son justamente estos los que desconocen las tácticas malignas. Frente a eso, se asustarán al ver malos testimonios, confusiones, mentiras y tantas atrocidades cometidas por quien solo parece ser de Dios, pero que, en el fondo, no tiene nada de Él. Esa es la cizaña. Por fuera, muestra ser luz, pero, por dentro, reinan las tinieblas. No obstante, aunque la cizaña crezca junto con el trigo en la iglesia visible y aunque parezca ser el trigo y permanezca al lado de él durante mucho tiempo, siempre será diferente en el aspecto espiritual. Así, tarde o temprano, manifestará sus malos frutos.
Si el siervo malo, perezoso y relajado en su servicio favorece al diablo, el siervo bueno y fiel, por otro lado, jamás permite que Satanás actúe libremente. Al contrario, empeña todos sus esfuerzos para detener la actuación maligna y colocar a las personas, que fueron confiadas en sus manos, en seguridad delante del Altísimo, por medio de enseñanzas y alertas contra los engaños del diablo.
Mensaje sustraído de: Cómo Vencer Sus Guerras por la Fe (autor: Obispo Edir Macedo)
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