La fe y los sentidos (Parte 2)

Esto es un claro ejemplo de la indiferencia que el Señor Jesús tuvo hacia Sus propios sentidos.

La verdad es que el mundo de la fe, ignora totalmente al mundo de los sentidos; y aquellos que viven por la fe de acuerdo con Dios, piensan como Dios, entienden a Dios y actúan como Dios, porque ellos: “…tenemos la mente de Cristo.”  (1 Corintios 2:16); en cuanto que los que viven en el mundo de los sentidos o de la razón desconocen totalmente los principios de Dios y no consiguen aceptar Su Palabra, porque les falta el entendimiento, el espíritu de la palabra, o ¿cómo podría aquél que vive en el mundo de la razón entender las cosas de Dios y a su creación?

Dios es espíritu y vive en un mundo espiritual, por tanto, invisible, mientras el hombre sea un ser físico y espiritual, y viva en un mundo físico limitado por sus sentidos naturales. Para que pueda entender al mundo espiritual e invisible, necesita alimentar su lado espiritual usando el elemento de la fe, pues sólo la fe es el canal de unión entre el mundo espiritual y el mundo físico.

Cuando el Señor Dios dijo: “…el justo vivirá por la fe.”  (Hebreos 10:38). Él quiere decir que Su criatura solamente tendrá vida cuando aprenda a depender sólo de la fe, que hace parte de su ser espiritual. Mientras que aquellos que dependen solamente de sus cinco sentidos naturales, que componen su parte física, jamás podrán conquistar la plenitud de vida.

Si nosotros, los humanos, tenemos las dos naturalezas, la física y la espiritual, y sabemos que sólo la espiritual permanece eternamente, entonces debemos buscar establecer una conducta dirigida a la parte espiritual, es decir, debemos procurar alimentar más nuestra parte espiritual que la parte física. Creo que fue por eso que el Señor Jesús dijo al diablo:

“…no sólo de pan (parte física) vivirá el hombre, sino de toda palabra (parte espiritual) que sale de la boca de Dios.” (Mateo 4:4) 

De hecho, cuando nuestra parte espiritual está bien, inmediatamente nuestra parte física también lo estará. El que Dios nos haya concedido los sentidos naturales, es sólo para que podamos habitar en la tierra y desenvolvernos en ella, pero esto no significa que debamos vivir presos a los sentidos, pues ellos son solamente un complemento de nuestra estructura humana.

Continuará…

Libro: El Discípulo del Espíritu Santo.

Autor: Obispo Edir Macedo

Share This Post

More To Explore