Lea este artículo con gran atención a los detalles, porque la Palabra de Dios comienza a obrar en nuestra vida cuando uno le pone atención a la Palabra. En otras palabras, ¿cómo esperamos que Dios oiga nuestra oración si uno no escucha Su Oración o Su Palabra? Por no escuchar la Palabra de Dios es la razón por la que hay personas que han orado, pero no han recibido respuesta.
La Palabra de Dios es lo que despierta la fe para que nuestra oración funcione.
¿Por qué?
Porque la fe viene de darle oído a la Palabra de Dios, y si uno no la escucha, no hay manera de que entre en nuestro ser y alma.
Solo para recordarles, siempre que usted participe de una reunión o servicio, incluso cuando esté leyendo este artículo, tenga la Biblia a la par de usted y reflexione en la Palabra para que su entendimiento crezca.
La Palabra de Dios nos enseña: “Jesús estaba enseñando en una de las sinagogas un día de reposo, y había allí una mujer que durante dieciocho años había tenido una enfermedad causada por un espíritu; estaba encorvada, y de ninguna manera se podía enderezar” (Lucas 13:10-11). En el tiempo de Jesús, una sinagoga era el equivalente de una iglesia hoy, y allí se encontraba una mujer enferma a causa de espíritus malignos. Según la Palabra, si una persona se encuentra con un espíritu maligno dentro de ella, tanto físico como espiritual, quiere decir que esta persona anda encorvada ante la situación. Hay muchas personas que piensan que su problema es solo físico, pero es la presencia de un espíritu maligno lo que la está manteniendo con la frente viendo hacia abajo. También, hay personas que piensan que son tímidas, o tímidas a causa de su temperamento, cuando en realidad es la influencia de un espíritu. Incluso, hay personas que se encuentran ante la situación de su vida, y se dejan dominar, controlar y castigar ante el problema. Pero si no hay un problema, hay otro. Además, cuando uno piensa que salió de un problema y que ya va a salir adelante, es allí donde uno recibe más problemas y la vida le da un golpe. Si uno está pasando una tempestad de angustia, aflicción y se encuentra espiritualmente perturbado, es porque tiene la presencia de un demonio. Por lo tanto, si uno no cree que este demonio puede ser arrancado de su vida, uno va a seguir igual.
¿Cómo sabemos que esto es verdad?
Si reflexionamos según lo que está escrito en las Sagradas Escrituras, la vida de la mujer del versículo no cambiaba por dieciocho años porque ella estaba falta de fe. Ella no escuchaba la Palabra de Dios.
¿Cuántos años va a seguir usted viviendo en la presencia de los demonios?
Si uno no está viviendo en la presencia de Dios, está viviendo en la presencia del diablo y los demonios.
Es por eso que, en la hora de la oración, de liberación, usted tiene que abrir su corazón. Usted tiene que estar abierto a la acción del Espíritu Santo para que este mal sea arrancado.
La Palabra de Dios dice así: “Cuando Jesús la vio, la llamó y le dijo: Mujer, has quedado libre de tu enfermedad. Y puso las manos sobre ella, y al instante se enderezó y glorificaba a Dios” (Lucas 13:12-13).
Incluso, la Palabra de Dios sigue así: “Y esta, que es hija de Abraham, a la que Satanás ha tenido atada durante dieciocho largos años, ¿no debía ser libertada de esta ligadura en día de reposo?” (Lucas 13:16).
¿Por qué Jesús destaca que ella era una hija de Abraham?
Porque ella tenía la misma fe que Abraham le tuvo a Dios. Desafortunadamente, ella, teniendo esta fe y creyendo en la obra que Dios había realizado, que es la vida del patriarca que es nuestro padre en la fe, Abraham, y participando en la sinagoga, su vida estaba dominada por los demonios. Infelizmente, esta es la situación en la que se encuentran muchos en la iglesia, participando de su religión. Pero no es suficiente solo participar en la iglesia y hacer las cosas religiosamente. Porque uno tiene que entregarse al Señor Jesucristo y renunciar a sus ídolos. Con certeza, uno tiene que solo creer en Él, porque la Palabra dice: “Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí” (Juan 14:6).