Aconteció que, estando Jesús junto al lago de Genesaret, el gentío se agolpaba sobre él para oír la palabra de Dios. Y vio dos barcas que estaban cerca de la orilla del lago; y los pescadores, habiendo descendido de ellas, lavaban sus redes. Y entrando en una de aquellas barcas, la cual era de Simón, le rogó que la apartase de tierra un poco; y sentándose, enseñaba desde la barca a la multitud. Cuando terminó de hablar, dijo a Simón: Boga mar adentro, y echad vuestras redes para pescar. (Lucas 5:1-4). El señor Jesús sabía que tanto Simón como los demás pescadores habían trabajado toda la noche y que estaban cansados, pero aún así le dijo a Simón que bogaran más adentro y no cerca de la playa. El Señor Jesús sabía que, para poder realizar el milagro de la pesca milagrosa, él necesitaba despertar la fe de esos hombres y para eso era necesario que ellos sacrificaran. El sacrificio siempre será necesario para honrar a Dios, es el único camino que Dios encontró para vencer el pecado y al diablo.
Dios creó todo a través de Su Palabra, pero para vencer a satanás y para vencer el pecado, no fue apenas con la Palabra. En el libro de Apocalipsis, está escrito que Jesús venció a satanás a través de la Palabra y por medio del Sacrificio en la Cruz (Apocalipsis 12:11). Dios tuvo que sacrificar a Su propio hijo para enseñarnos que no hay como uno mantener su salvación y tomar posesión de Sus promesas, si no existe sacrificio.
Respondiendo Simón, le dijo: Maestro, toda la noche hemos estado trabajando, y nada hemos pescado; mas en tu palabra echaré la red. (Lucas 5:1-5). Él hizo una prueba, un desafío, retó la Palabra de Dios, porque sabía que humanamente no podría lograrlo. Ya que incluso el había estado pescando en una hora que parecía estar a su favor, que era como lo hacen los pescadores por la madrugada y él como todo un experto, sabía que humanamente hablando sería en vano echar la red, pero él obedeció. Podríamos comparar esa situación como en nuestros días actuales. Actualmente con la pandemia, las noticias que se escuchan son negativas, no se recomienda invertir económicamente, porque la inflación ha crecido, el pronóstico es de lo peor, se dice que, si se invierte, en lugar de ganar se perderá y que todo lo que se haga será en vano. Pero, quienes viven por la fe, viven por lo que está escrito en la Palabra de Dios. Quienes viven por la fe, no retroceden, no se acobardan, no se intimidan y no se curvan delante de los problemas. Por el contrario, avanzan, porque se tiene la seguridad de que la Palabra de Dios se va a cumplir.
Y habiéndolo hecho, encerraron gran cantidad de peces, y su red se rompía. Entonces hicieron señas a los compañeros que estaban en la otra barca, para que viniesen a ayudarles; y vinieron, y llenaron ambas barcas, de tal manera que se hundían. Viendo esto Simón Pedro, cayó de rodillas ante Jesús, diciendo: Apártate de mí, Señor, porque soy hombre pecador. Porque por la pesca que habían hecho, el temor se había apoderado de él, y de todos los que estaban con él, y asimismo de Jacobo y Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Simón. Pero Jesús dijo a Simón: No temas; desde ahora serás pescador de hombres. Y cuando trajeron a tierra las barcas, dejándolo todo, le siguieron. (Lucas 5:6-10).
La historia verídica narra que económicamente la vida de Pedro había cambiado y la de los demás pescadores. Con esa pesca, los problemas que tenían fueron solucionados, pero este milagro vino a despertar en Pedro que él mirara cuál era su verdadera condición. Él se dio cuenta porque hasta el momento él había tenido una vida vacía, de frustración y de fracaso. Ese milagro le reveló a Pedro que la razón de su vergüenza y humillación ante los problemas de la vida, era porque él era un pecador, esto es, él vivía en el pecado. Todos los pecados son encabezados por el pecado de incredulidad y ser incrédulo, es desacreditar en la Palabra de Dios. Cuando los primeros seres humanos que fueron Adán y Eva pecaron, ellos no lo hicieron porque comieron del fruto, su pecado fue la desobediencia. Ellos desacreditaron la Palabra de Dios.
En la actualidad no es diferente, la razón del fracaso en la vida de muchas personas, es porque ellas aún conociendo la Palabra de Dios, han decidido vivir deliberadamente en el pecado. Eso las ha llevado a una vida de desilusión, tristeza, amargura, no tienen paz, alegría y siempre viven en búsqueda de que algo les satisfaga, pero no lo encuentran, porque la razón de ellas sentirse así es porque viven en el pecado y no han tenido un encuentro con Dios. Lo más lamentable de esto es que si la muerte llegará y no hubo salvación, ella vivirá separada de Dios, como dice en la Palabra de Dios que la paga del pecado es muerte, (Romanos 6:23), eso se refiere a vivir por la eternidad separado de Dios.
En el día de la pesca milagrosa, Pedro se dio cuenta que el mayor milagro, no era la pesca, sino el haber tenido un encuentro con el Señor Jesús, nunca más quiso apartarse de Él. Aunque en su caminata con el Señor Jesús, él haya fallado, nunca se apartó, porque cuando se tiene un verdadero encuentro con el Señor Jesús, no hay como apartarse de Él. Tenemos que analizar y ver cuál es la condición de nuestra alma. ¿Ella está salva o perdida? Si hay salvación, hay paz, tranquilidad y limpieza de corazón, si es lo contrario, usted tiene esa oportunidad como la tuvo Pedro. Hay que reconocer que se es un pecador, entregarse al Señor Jesús por completo y en consecuencia sucederá el mayor milagro que es tener un encuentro con el Señor Jesús.
Dios les bendiga.