Es la sal por la cual, al igual que con los elementos de la Santa Cena, pedimos la bendición de Dios para los que la reciben.
El Señor Jesús dijo que nosotros somos la sal de la tierra y que, si por ventura fuésemos insípidos, para nada más serviríamos sino para ser lanzados fuera (Mateo 5:13).
Nosotros estamos seguros de que el Señor está utilizando tan sólo un símbolo para enseñarnos una verdad: que la sal es el agente que da el sabor real a la comida, y que nosotros debemos ser como la sal, para dar el verdadero sentido a nuestra vida cristiana y a nuestro alrededor. Él está queriendo decir que nosotros debemos ser fieles seguidores Suyos, hasta el punto de que el mundo pueda verle a través de nuestras vidas.
Así como el Señor usó un elemento para darnos una profunda enseñanza, así también no nos está prohibido usar el mismo elemento como un artificio, con el fin de despertar la fe de aquellos que están martirizados por una dolencia en la cama del hospital y que se encuentran imposibilitados de llegar a la Iglesia para una oración de fe. Cuántos padres han llegado desesperados a nuestras reuniones reclamando la ayuda del Señor de la vida, por tener a los hijos (quienes nunca desean venir a una de esas reuniones de oración), marchándose de casa, marginándose en las drogas, los juegos de azar, las bebidas alcohólicas, o se han vuelto afeminados, ladrones, o cosas peores. Cuando los caídos son invitados a participar de una reunión de oración, se revuelven y se rebelan contra Dios y contra las personas. Es por eso que nosotros utilizamos el elemento llamado “sal bendecida”.
Oramos con toda la fe sobre el elemento, pidiendo a Dios que aquellos que participan de la comida hecha con aquella sal sean poderosamente liberados de todos los vicios, enfermedades, etc. porque dada la concordancia nuestra con la de la persona que toma la sal, el elemento se vuelve efectivo para aquello que se propone. Y la consecuencia ha sido extraordinaria, pues, como pedimos a Dios, así ha sucedido. Pueden tenerse en cuenta los innumerables testimonios de personas curadas y liberadas a través de la sal bendecida, ¡gracias a Dios por ello!
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