¡Vea cuán justo es el carácter del Altísimo! Mientras que Su palabra les promete recompensas extraordinarias a los fieles, como poder alimentarse del Árbol de la Vida (Apocalipsis 2:7; 22:2,14), tener un nuevo nombre (Apocalipsis 2:17), tener autoridad sobre las naciones (Apocalipsis 2:26), tener vestiduras blancas (Apocalipsis 6:11), tener la corona de la vida (Apocalipsis 2:10) y sentarse en el Trono de Cristo (Apocalipsis 3:21), aquellos que no reciban a Jesús como su Señor y Salvador y elijan vivir en el pecado serán juzgados y condenados para siempre.
Mientras que el mundo desvirtúa cada vez más los patrones de moralidad y exalta lo incorrecto en lugar de lo correcto, en el Reino de Dios, el pecado continúa siendo pecado. Y si los pecados no fueran confesados y lavados por la sangre de Jesús, generarán la segunda muerte.
Cuando hablamos de eternidad, estamos hablando de dos extremos: honra y felicidad eternas y vergüenza y dolor eternos.
Las Sagradas Escrituras exponen estos opuestos: de un lado, aquellos que recibirán privilegios, reconocimientos y glorias; del otro, aquellos que recibirán el peor de todos los tormentos que un alma puede soportar. No hay término medio ni todos tendrán el mismo fin.
Antes de que la persona sea lanzada al lago de fuego, pasará por el juicio delante del gran Trono Blanco. Ese día, aquellos que decidieron llevar la vida a su manera oirán su veredicto. No quisieron ir al Señor Jesús para recibir la vida eterna (Juan 5:40) y partieron de este mundo manchados por sus pecados.
El libro del Apocalipsis revela cuán asombrosa será́ la condenación eterna de los tímidos, de los incrédulos, de los impuros, de los hechiceros, de los asesinos, de los que guardaron odio en su corazón, de los idólatras, de los mentirosos, de los engañadores, de los hipócritas y de todos los que rechacen la oferta de la salvación.
En el Tribunal de Dios, el Justo Juez mostrará la razón de la “pena”, o sea, las pruebas de la culpa. Todo el pasado y toda la vida serán mostrados en fracción de segundos. No habrá oportunidad de defensa. Ni una única palabra podrá modificar la terrible sentencia. Ningún interrogatorio, ningún abogado. Solamente un testigo: la PALABRA que oyeron y la conciencia que reprobaba los actos incorrectos.
Nadie saldrá de ese Tribunal bajo libertad condicional o con una pena de años que cumplir. La segunda muerte será́ prisión perpetua para el alma, con todos los horrores que la Biblia alerta, pues todo lo que se necesita hacer para ser salvo debe ser hecho aún en vida.
Usted, que está leyendo esto ahora, está teniendo la oportunidad de ser salvo. Puede incluso olvidarse de estas palabras, pero un día estas podrán ser mencionadas como prueba de que usted lo sabía, pero las rechazó.
El libro del Apocalipsis prueba que solo los vencedores serán recompensados con la salvación. Si usted es fiel, puede confiar y estar seguro de que su alma no sufrirá́ el daño de la segunda muerte. Sin embargo, si algo acusa y pesa en su conciencia, arrepiéntase ahora y no deje que la puerta de la salvación se cierre.
Continuará…
Libro: Secretos y Misteriosos del Alma
Autor: Obispo Edir Macedo