«Y el tercer ángel los siguió, diciendo a gran voz: Si alguno adora a la bestia y a su imagen, y recibe la marca en su frente o en su mano, él también beberá del vino de la ira de Dios, que ha sido vaciado puro en el cáliz de su ira; y será atormentado con fuego y azufre delante de los santos ángeles y del Cordero; y el humo de su tormento sube por los siglos de los siglos. Y no tienen reposo de día ni de noche los que adoran a la bestia y a su imagen, ni nadie que reciba la marca de su nombre. Aquí está la paciencia de los santos, los que guardan los mandamientos de Dios y la fe de Jesús» (Apocalipsis 14:9-12).
Mientras que el primer ángel anuncia el juicio de Dios sobre todas las naciones y el segundo anuncia la queda de Babilonia delante de la victoria del Señor Jesús en el Calvario, este tercer ángel enfoca lo que acontecerá con los adoradores de la bestia y de su imagen. Estos son, no sólo los que vivieron bajo el dominio del anticristo y que tienen su marca, sino también aquellos que murieron o morirán sin haber aceptado el sacrificio en el Calvario para la salvación de sus almas; aquellos que no han creído en Jesús como Señor y Salvador y andado de acuerdo con la Palabra.
Muchas personas se han eludido con el hecho de que no hacen mal a nadie, hacen caridad, acreditan en Jesús, en la Biblia y hasta practican una religión; sin embargo, esto no significa nada delante de la voz de este tercer ángel. El hecho de que la persona saber de las cosas de Dios, no la librará en el día del juicio divino. El hecho de que la persona practique una religión, aunque sea cristiana, tampoco le dará el derecho de la vida eterna. En la verdad, el único hecho que la torna libre, sana y salva del juzgamiento eterno es su fe exclusivamente en la Persona del Señor Jesucristo. Ella tiene que ser practicante de esta fe al vivir de acuerdo con la Palabra de Dios. De lo contrario, ella sufrirá los tormentos que este tercer ángel anuncia en gran voz.
Hay mucha gente en las iglesias evangélicas que siguen al Señor Jesús a la manera de Pedro. Como se sabe, Pedro vio todos los grandes milagros que el Señor Jesús realizó, incluso llegó hasta participar de uno de ellos, cuando anduvo sobre las aguas.
Él tenía una fe aparentemente extraordinaria, hasta el punto de hasta sobresalir a los demás discípulos. Fue él quien recibió la gran revelación de que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios Vivo. Y a pesar de todo eso, algunas horas antes de que el Señor fuese preso, juzgado, condenado, sacrificado y resucitado, él toma conocimiento por el propio Señor Jesús de que él aún no se había convertido, conforme registra el Evangelio de Lucas: «pero yo he rogado por ti, que tu fe no falte; y tú, una vez vuelto, confirma a tus hermanos» (Lucas 22:32).
El hecho es que mucha gente que se dice cristiana o mucha gente que confiesa su amor por Jesús, en la verdad, nunca le conoció personalmente. Ellas tienen muchas informaciones dos milagros que el Señor realizó, y hasta ya alcanzó algunos de ellos, mientras, nunca tuvieron un encuentro con Él. ellas le siguen porque han sido beneficiadas por Sus hechos en sus vidas, y hasta cambiaron de hábitos por Su causa, sin embargo, ellas no saben cómo Él es realmente.
Además, esta es la verdadera razón porque ellas se han enfriado en la fe cuando se ven delante de grandes dificultades. Y nuestro recelo es que ellas no tienen fuerzas suficientes para soportar todas las tribulaciones reservadas para los días venideros. De ahí, tener que vivir toda la eternidad en tormentos con fuego y azufre… No sabemos y ni tenemos la idea de lo que significa «beber del vino de la cólera de Dios, preparado sin mezcla, del cáliz de Su ira será atormentado con fuego y azufre… por los siglos de los siglos…» Lo que sabemos es que tenemos la más absoluta certeza es que aquellos que nacerán del agua y del Espíritu Santo, es decir, que se convertirán, jamás beberán de este vino.
Continuará…
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Libro: Estudio del Apocalipsis Vol 1
Autor: Obispo Edir Macedo
