Al principio con mi esposo todo era una fantasía, pero se tornó en un hombre que me maltrataba
– Antes de participar en la Iglesia Universal tenía muchos problemas en mi matrimonio. Al principio conocí a mi esposo y todo era una fantasía, pero al transcurso del tiempo llegaron uno tras otro los problemas, se tornó en un hombre que me maltrataba no solo a mi, si no también a mis hijos. Empecé a acumular mucho odio y coraje por el sufrimiento que vivía por parte de mi pareja, pero este odio lo terminaba desquitando al igual con mis hijos.
– Empecé a consumir alcohol y consecuentemente empecé a perder mis bienes y valores. Perdí mi casa, mi trabajo, y ya estando en la calle me empecé a aferrar a la idea de que ninguno de esos problemas tenía una solución.
– La situación en la que se encontraba mi vida, era en parte por el desamor que sufría debido a la infidelidad de mi pareja. Estaba triste y deprimida, sin ánimos de nada, solo me interesaba hundirme en el alcoholismo.
– Mi hermano me llevó a conocer de Dios, y empecé a buscarlo con mi corazón, y una vez lo encontré pude experimentar una paz que en mi que nunca había sentido.
– Me despegué de los vicios en los cuales estaba sumergida, estaba siendo liberada gracias al poder de Dios. Mi hogar comenzó a transformarse, la paz y el amor retornó a mi hogar y se apoderó de mi familia.
– Sin embargo, a pesar de lo bien que íbamos juntos en el sendero de Dios, decidí alejarme de la Iglesia Universal y casi en el acto comenzaron a retornar las rencillas que desequilibraban la paz en mi hogar. Me alejé de Dios debido a que mi pareja no me lo permitía.
– Tras alejarme de Dios comenzaron a llegar a mi vida una serie de problemas espirituales que atormentaban mis días y mis noches. Sufría de pesadillas e insomnio que me robaban las noches y las convertían en una tortura.
– Sabía que había una solución si volvía a estar junto a Él, pero algo dentro de mi me detenía, en el fondo no quería regresar por medio a no encontrar el perdón de Dios.
– Cuando regresé a la Iglesia Universal le pedí una nueva oportunidad a Dios porque, así como Él se sacrificó por mí para yo poder ser curada una vez, sabía que estaría para mí si yo le entregaba mi corazón. Fue un encuentro maravilloso el mío con Dios, que no lo puedo explicar.
– Le doy muchas gracias a mi hermano por haber insistido en sus invitaciones a la Iglesia Universal pero más se le doy las gracias a Dios porque estando en su camino mi familia ha encontrado la luz.
Testimonio Zenaida Cienfuegos.
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