¿Cómo progresar?

Antes de leer este artículo, por favor reflexione sobre esta pregunta: ¿Cómo uno puede estar en la presencia de Dios y no tener una experiencia con Él?

La Palabra de Dios nos enseña así: “Finalmente, amados hermanos, les rogamos en el nombre del Señor Jesús que vivan de una manera que le agrada a Dios, tal como les enseñamos. Ustedes ya viven de esta manera, y los animamos a que lo sigan haciendo aún más. Pues recuerdan lo que les enseñamos por la autoridad del Señor Jesús.  La voluntad de Dios es que sean santos, entonces aléjense de todo pecado sexual.  Como resultado cada uno controlará su propio cuerpo y vivirá en santidad y honor, no en pasiones sensuales como viven los paganos, que no conocen a Dios ni sus caminos. Nunca hagan daño ni engañen a otro creyente en este asunto, teniendo relaciones sexuales con su esposa, porque el Señor toma venganza de todos esos pecados, como ya les hemos advertido solemnemente. Dios nos ha llamado a vivir vidas santas, no impuras. Por lo tanto, todo el que se niega a vivir de acuerdo con estas reglas no desobedece enseñanzas humanas sino que rechaza a Dios, quien les da el Espíritu Santo” (1 Tesalonicenses 4:1-8).

La Palabra nos insta y nos ruega que vivamos de una manera que agrade al Señor y que refleje lo que Él nos enseña a través de Su Palabra.

Pero, ¿Sera que uno desea progresar?

Porque muchos aún no han descubierto, o se les ha olvidado, el objetivo de la fe: exaltar el nombre del Señor Jesús.

Todos desean progresar, pero muchos no quieren hacer las obras que nos llevan al progreso. Muchos carecen de crecimiento espiritual y de desarrollo en su vida porque no quieren hacer la voluntad de Dios. Es decir, no quieren santificarse.

La santificación de uno consiste en santificar el nombre del Señor Jesús a través del testimonio personal. En otras palabras, la santificación nos separa de todos aquellos que no conocen a Dios ni Sus milagros.

Parte del proceso de progresar es dar buen testimonio (ser el ejemplo), evangelizar con sus buenas obras y ayudar siempre al prójimo caído con una palabra de fe.

Sin embargo, muchos que están en la fe, por una razón u otra, se vuelven indiferentes a las enseñanzas de Dios. Algunos piensan que, porque ya están salvos, no necesitan seguir haciendo la buena obra. Pero ahí está el problema y la razón por la cual uno no progresa y se encuentra estancado: está pensando en su voluntad y no en la de Dios.

Si Dios nos ha llamado a vivir una vida santa y no impura, uno debe ser sincero con Su voluntad.

El progreso con la sinceridad.

Debe haber sinceridad cuando uno habla con Él y en su día a día. Es decir, uno debe tener cuidado con lo que dice y siempre hablar palabras de verdad que reflejen Su Palabra.

La Palabra dice así: “Hagan todo sin quejarse y sin discutir, para que nadie pueda criticarlos. Lleven una vida limpia e inocente como corresponde a hijos de Dios y brillen como luces radiantes en un mundo lleno de gente perversa y corrupta” (Filipenses 2:14-15).

Según la Palabra, en cualquier momento y en cualquier cosa que uno haga, no debe quejarse ni mucho menos discutir para llevar una vida limpia y justa.

Para que uno brille en una sociedad que siempre está llena de pleitos, es mejor no discutir, porque el mundo siempre querrá ensuciarnos con lo impuro. Uno siempre debe rasgar su corazón con sinceridad para no volverse corrupto en su fe.

La fe sincera siempre transformará, y es imposible que la transformación no suceda cuando uno es sincero. Porque cuando uno lo hace, es para separarse de lo impuro, santificar Su nombre y ser santificado.

Reflexione: Dios es Santo de los santos.

Es decir, uno pasa a ser santo cuando santifica Su nombre en todo lo que hace.

Regresamos a la pregunta del comienzo: ¿Cómo puede uno estar en la presencia de Dios y no tener una experiencia con Él?

Uno puede estar en la presencia de Dios y no tener una experiencia con Él, o mejor dicho, no progresa cuando no santifica Su nombre y no actúa conforme a lo que está escrito en Su Palabra. Uno puede asistir a la iglesia cuando quiera, pero si no hay sinceridad para hacer cambios y negar su voluntad, nunca progresará ni tendrá la experiencia que su alma anhela y por la que tiene sed. Uno solo progresa y es transformado cuando obedece y hace lo que está escrito en Su Palabra.

Se repite y se enfatiza: santifique Su nombre en todo momento para agradarlo a Él y ser buen testimonio.

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