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Cuando el cuerpo se enferma a causa del alma (Parte I)

Cuando el cuerpo se enferma a causa del alma (Parte I)

En el transcurso de mi ministerio, encontré a muchas personas que sentían dolores terribles en el cuerpo. Algunas tenían un diagnóstico médico, otras no.

En algunos casos, las medicaciones, las terapias y las cirugías ya no funcionaban. Sabemos que los remedios no curan todo y que la Medicina tiene sus límites; sin embargo, la fragilidad del cuerpo y los límites de la Ciencia se acentúan aún más cuando una enfermedad tiene origen en los malos sentimientos, en la culpa, en la ansiedad, en las decepciones, etc. Ya vi a personas que dijeron que sentían dolores en todo el cuerpo, sin ningún tipo de alivio; pero, en verdad, lo que traían eran traumas y heridas en el alma, provenientes de una traición, de una pérdida, de un abuso o de un golpe que sufrieron y no lograron superar.

Según la Medicina, el rencor es como un veneno mortal. Investigaciones médicas señalan que vivir cargando resentimientos causa tanta intranquilidad que la persona puede tener el sueño, la presión arterial y el sistema nervioso alterados, dando como resultado una serie de enfermedades.

En el 40.° Congreso de la Sociedad de Cardiología del Estado de San Pablo (SOCESP), en Brasil, fue divulgada una investigación sorprendente que probaba la relación entre la dificultad de perdonar y el episodio de infarto agudo de miocardio.

La investigación fue desarrollada por la psicoanalista Suzana Avezum con base en las respuestas de 130 pacientes a dos cuestionarios preparados por la profesional.

“Encontré más episodios de infarto entre aquellos que tienen dificultad para perdonar” —dijo Suzana al final de su estudio1—.

Podemos, entonces, entender que innumerable cantidad de personas pierden la salud prematuramente, quedan incapacitadas para trabajar e incluso mueren por llevar una carga demasiado pesada en su interior. Las culpas, las tristezas y los resentimientos son cargas y dolores que consumen el alma y dan como resultado un cuerpo enfermo.

Me enteré de diversos casos de personas que estaban perfectamente saludables, pero que se enfermaron después de un acontecimiento traumático (la muerte de un ser querido, un divorcio o un fracaso económico, por ejemplo). Podría relatar muchos ejemplos, pero voy a citar el de una señora que, un día, descubrió que tenía cáncer en el pulmón. Como miembro fiel en una de nuestras iglesias, puso en práctica la fe y fue curada, siendo confirmada por la Medicina la restauración completa de su salud. Recuperó el vigor y luchaba diariamente con disposición y alegría. Así fue durante un buen tiempo, hasta el día en el que su hijo, a quien estaba más apegada, falleció súbitamente. Inconsolable y muy quebrantada por el dolor de la pérdida, esta señora comenzó a debilitarse como consecuencia de la angustia y de la tristeza. No aceptaba la pérdida, aunque todos la alentaran a salir de la apatía. Un año después de sepultar a su hijo, falleció deprimida.

Continuará…

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Libro: Secretos y Misterios del Alma
Autor: Obispo Edir Macedo