En vano es ir a la iglesia y el obispo o el pastor poner toda su fuerza y fe en la oración que realiza, si la personas no colocan la suya. El propio Dios ordena que nosotros entremos en Su Presencia con intrepidez, con la confianza que seremos escuchados y atendidos.
Existen situaciones que solamente con la intervención de Dios se pueden solucionar. Para esto, si tiene que clamar, invocar a Dios, y orar con determinación. Para que el milagro suceda en la vida de la persona, tiene que hacer su parte para Él poder hacer la suya, el 50% de la persona y el 50% de Dios.
“…Y era traído cierto hombre cojo desde el vientre de su madre. Cada día le ponían a la puerta del templo que se llama Hermosa, para pedir limosna de los que entraban en el templo”.
(Hechos 3:1-2)
Observando este verso bíblico, existen varias personas que viven pidiendo limosnas en el sentido espiritual, simbolizando la aceptación de los problemas y mendigando de la fe de los demás.
Peor aún, muchos viven dándole limosnas a Dios. Priorizando a otros o situaciones que a Dios, por el cual la realización del Poder de Dios en sus vidas, como está escrito en las Sagradas Escrituras, nunca se llegan a efectuar.
Durante muchos años este cojo estuvo en frente de la puerta del templo hasta que, a través de la fe depositada completamente en la Palabra de Dios, entró sanado al templo andando, saltando y alabando a Dios. Pero, ¿cuántos, por entregar la limosna de su fe y confianza en Dios, van a una iglesia, pero salen con el mismo vacío que entraron? Van con amargura, sin ganas, enfocados en los problemas, pero salen de la misma manera y no cambian.
“Yo soy la puerta. Si alguien entra por mí será salvo; entrará, saldrá y hallará pastos”.
(Juan 10:9)
Conforme al verso bíblico, si usted entra por esa puerta, que es el Señor Jesús, y deposita su fe y confianza en Él, su alma, matrimonio, familia, vida económica, salud y todos los aspectos de su vida serán bendecidos y recibirá salvación. Las puertas de la iglesia representan al Señor Jesús y al entrar con esa fe, esta promesa será realizada. Encontrará lo que necesita y lo que Él ha planeado en su vida.
Dios siempre proveerá conforme a la necesidad de cada uno y, si uno toma la decisión de sacrificar los planes personales por los de Él, los planes de Dios se concretizarán en la vida de uno. Los planes de Dios siempre van más allá de lo que se puede imaginar. Los planes propios son pequeños en comparación con los planes de Dios.
“…y de un salto se puso de pie y empezó a caminar. Y entró con ellos en el templo, caminando, saltando y alabando a Dios”. (Hechos 3:8)
Cuando el cojo oyó y creó en la palabra del apóstol, depositando totalmente su fe en Dios, tuvo la certeza que el milagro acontecería y fue con alegría. Espiritualmente hablando, tenemos que tener esta disposición de ir con alegría a la casa del Señor y creer con toda la fe, no con las limosnas. Esta es la única manera que Dios mostrará, realizará y completará Su Obra en su vida. Entregue su fe, confianza y vida totalmente y no las limosnas, porque Él nunca dará nada limitado o lo que sobra para nadie.
Dios les bendiga.