Un Ejemplo de Fe

Antes de leer este artículo, por favor considere esta pregunta: ¿Será que usted, cuando medita o escucha la Palabra, la está considerando como una revelación?

Por medio de la mujer cananea, aprendemos que, como seres humanos, tenemos opciones sobre cómo recibir la Palabra a través de la fe. Es decir, dependiendo de la fe de cada uno, la Palabra puede entrar en su mente como información o como revelación.

La Palabra nos enseña así: “Partiendo de allí, Jesús se retiró a la región de Tiro y Sidón. De esa región salió a su encuentro una mujer cananea gritando:

—¡Señor, Hijo de David, ¡ten compasión de mí! Mi hija sufre terriblemente por estar endemoniada. 

 Jesús no respondió ni una palabra. Así que sus discípulos se acercaron a él y le rogaron:

—Despídela, porque viene detrás de nosotros gritando.

—No fui enviado sino a las ovejas perdidas del pueblo de Israel —contestó Jesús.

 La mujer se acercó y arrodillándose delante de él, suplicó: —¡Señor, ayúdame! 

Él respondió: 

—No está bien quitarles el pan a los hijos y echárselo a los perros.

—Sí, Señor —respondió la mujer—, pero hasta los perros comen las migajas que caen de la mesa de sus amos.

 —¡Mujer, qué grande es tu fe! —contestó Jesús—. Que se cumpla lo que quieres. 

Y desde ese mismo momento quedó sana su hija” (Mateo 15:21-28).

Lo que hace tan revelador el testimonio de la mujer cananea es que no permitió que su fe fuera humillada por los hombres que querían callarla. Además, ella había escuchado sobre el Señor Jesús y creía en la Palabra de salvación que Él traía.

Pero tal vez usted se esté preguntando: ¿Por qué el Señor Jesús actuó de manera seca con ella?

Porque Él quería probar su fe. La fe verdadera debe ser probada porque, si no es firme, el Señor no podrá actuar en la vida de una persona. La fe verdadera es probada para ser aprobada. Sin embargo, la fe de ella fue tan grande que el Señor Jesús la reconoció, diciéndole: “¡Mujer, qué grande es tu fe!”

Reflexione sobre esta pregunta: ¿Cuántas personas han declarado creer en la Palabra que está en la Biblia, pero en realidad solo la entienden?

La mujer cananea entendía el milagro, pero más que eso, creyó y fue un ejemplo de fe en ese momento. Muchos que asisten a la iglesia caen en la posición de la mujer cananea, pero fallan porque, cuando viene la prueba, se dejan guiar por sus emociones. Este acto nos deja entender que uno aún no está recibiendo la Palabra como revelación, sino solo como algo entendido. El problema de solo entender algo es que uno lo utiliza según sus emociones o su corazón. En otras palabras, su corazón y su mente no están en unión, o mejor dicho, en comunión con el Señor.

Sin embargo, la fe es una guerra; no es fácil, pero es posible.

La fe es una lucha espiritual contra uno mismo, el mundo, Satanás y los pensamientos de pecado. Por eso, la fe se demuestra con actos de valentía, como lo hizo la mujer cananea. Cuando uno usa ese tipo de fe, la fe en el Señor Jesús y en Dios, se vence todo. Pero no malinterprete: la fe verdadera requiere sacrificio y obediencia, para que, al igual que la mujer cananea, uno reciba su liberación y, más que eso, su salvación.

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