¿A quién ha honrado más?

La Palabra de Dios dice: ¿No los escogí de entre todas las tribus de Israel para ser mis sacerdotes, para subir a mi altar, para quemar incienso, para llevar un efod delante de mí? ¿No di a la casa de tu padre todas las ofrendas encendidas de los hijos de Israel?”. 1 Samuel 2:28. Cuando usted comienza a participar en una iglesia y se encuentra perseverando, Dios lo considera un sacerdote, espiritualmente está en la misma condición como los sacerdotes del pasado. Dios lo consagra como sacerdote para que su familia tenga la oportunidad de la salvación. El sacerdote es considerado como el que entrega las ofrendas, los sacrificios, tanto económicamente como espirituales.

Dios considera un sacerdote a quien ora, ayuna, medita en la Palabra de Dios, participa de los servicios de fe en la iglesia… Cada vez, por ejemplo, que usted viene a la iglesia a participar, eso representa una ofrenda para Dios. Y aún más, si la distancia que se hace para venir a la iglesia es larga, usted no solo presenta una ofrenda, esto es, un sacrificio y con seguridad que tendrá una recompensa. Todo lo que nosotros somos y hacemos delante de Dios, representan ofrendas y sacrificios espirituales, además de las ofrendas y los sacrificios físicos y económicos.

De parte de Dios, nosotros hemos recibido el privilegio de ser sacerdotes, para poder servir a Dios en su altar. Anteriormente, cuando no se tenía una vida entregada a Dios, se era esclavo del diablo y del pecado. Por ejemplo, existen quienes estaban en la prostitución, en el adulterio, en la idolatría, la santería, cartomancia, vivían en la mentira, el engaño, eran arrogantes, etc. Dios nos dio la libertad y transformó nuestra vida.

“¿Por qué pisoteáis mi sacrificio y mi ofrenda que he ordenado en mi morada, y honras a tus hijos más que a mí, engordándoos con lo mejor de cada ofrenda de mi pueblo Israel?”. 1 Samuel 2:29. La morada de Dios es el cielo y, lo que está determinado en Su Palabra, fue determinado en el cielo y aquí en la tierra, donde escuchamos la Voz de Dios, es en Su Casa de oración. Cuando uno está en su hogar, usted puede escuchar la Voz de Dios, pero principalmente es en la casa de Él donde lo escuchará.

En ese tiempo, las personas estaban presentando ofrendas y sacrificios de animales y los hijos del sacerdote Elí estaban tocando en la ofrenda comiendo de la carne que estaba reservada para Dios como ofrenda. Ellos estaban tocando en lo que era sagrado y lo que había sido separado para Dios.

Elí sabía de los errores que sus hijos estaban cometiendo, como el pecado de prostitución con las mujeres que estaban sirviendo en el templo. Él no tomó la actitud de removerlos, y permitió que siguieran haciendo tales hechos, y fue cuando Dios le advirtió:

“Por tanto, el Señor, Dios de Israel, declara: «Ciertamente yo había dicho que tu casa y la casa de tu padre andarían delante de mí para siempre»; pero ahora el Señor declara: «Lejos esté esto de mí, porque yo honraré a los que me honran, y los que me menosprecian serán tenidos en poco”. 1 Samuel 2:30. En la realidad todos necesitamos de Dios, pero ¿ será que podemos imaginar una persona siendo despreciada por Dios? Volvamos un poco al versículo 29 cuando Dios le dijo a Elí: “honras a tus hijos más que a mí”. Cuántas veces, consciente o inconscientemente, nosotros actuamos de la misma manera, honramos más a cosas y personas que a Dios, en lo posterior es así como viene la desgracia y la derrota. No hay inconveniente que honremos a nuestros seres queridos, pero no los podemos honrar más que a Dios.

Existen personas que regularmente orientamos de cómo ellas pueden crecer y aumentar su fe y les decimos de la importancia de honrar a Dios que es ponerlo en primer lugar antes que un trabajo, una relación sentimental o un familiar, pero terminan haciendo lo opuesto.

Todo lo que venga de Dios, no nos aleja o nos separa de Él, por contrario lo que viene de la mano de Dios nos acerca más a Él. No hay cosa más terrible que vivir apartada de Dios y existen personas que lo están haciendo, porque han honrado más a su propia voluntad que al propio Dios.

“Si alguno me sirve, que me siga; y donde yo estoy, allí también estará mi servidor; si alguno me sirve, el Padre lo honrará”. Juan 12:26. La más grande honra para Dios es que usted tenga el Espíritu Santo. Cuando usted lo tiene es cuando todo lo demás es añadido, porque Él aumenta su fe para que tome posesión de las otras cosas. Nosotros debemos tener esa consciencia de fe, esto es, todo lo que hagamos para Dios es con consciencia que no lo hacemos por obligación, es para servir a Dios con nuestro mejor y usted lo está honrando.

Dios lo muestra claramente en Su Palabra: “El que ama al padre o a la madre más que a mí, no es digno de mí; y el que ama al hijo o a la hija más que a mí, no es digno de mí”. Mateo 10:37.

Si usted quiere ver la honra de Dios en su vida, analice y reflexione a quién ha honrado más. Si usted se da cuenta que no ha honrado primero a Dios, tiene la oportunidad de cambiar esa situación. Comience a honrarlo, antes que todo lo demás. Si usted toma esta decisión, la Palabra se cumplirá como está escrito en Juan 12:26: “Si alguno me sirve, el Padre lo honrará”.

 Dios les bendiga.

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